Santiago Alba Rico
Sí, pero… ¿qué es exactamente Dinero? A primera vista parece un tebeo o algo así, con sus viñetas, sus ilustraciones a color o en b/n. También sabemos que el volumen Dinero es una recopilación de los cinco números de la revista del mismo nombre que aparecieron entre 2001 y 2005. Según su creador, el artista sevillano Miguel Brieva, y de acuerdo al subtítulo de la portada, Dinero es, en última instancia, una Revista de Poética Financiera e Intercambio Espiritual. ¿Está ya más claro? La definición, no exenta de ironía, al igual que el título, nos muestra a las claras de qué va la obra: del dinero, de ese dinero con el que habitualmente nos manejamos hasta tal punto que ya no percibimos lo que tiene de destructor de absolutamente todo: planeta, relaciones humanas y sociales, corruptor del amor, de la amistad, y etcétera. Todo al carajo y sanseacabó. En ese sentido, Dinero es claramente una obra anticapitalista, pero no en forma de una obvia y más o menos ingeniosa proclama pancartista, no, sino más bien en forma de ironía, de sarcasmo corrosivo, de humor inteligente, ese que nos hace reír al mismo tiempo que nos hace reflexionar sobre lo ridículo de nuestra risa.Santiago Alba Rico, en su interesante prólogo a la obra titulado Walt Disney y los terroristas suicidas, nos explica el modus operandi del humor de Miguel Brieva. Alba Rico nos habla del gag, entendido este como risa mecánica provocada por una situación supuestamente cómica, y frente a la cual es imposible no reír (sin haber hecho previamente una reflexión intelectual). Según él, el Gag de todos los gags fue el de la destrucción de las Torres Gemelas, que desde el punto de vista meramente artístico, visual, fue un espectáculo único y probablemente irrepetible. No es el único gag, pues el mundo está lleno de ellos, es decir, de situaciones que van contra todo lógica y que sin embargo nos resultan placenteras, al menos cuando todavía no van acompañadas de las consideraciones posteriores. Así, siguiendo a Alba Rico, ese hecho que se nos antoja tan raro como es que unos terroristas se maten matando, en realidad es un gesto que, lejos de todo fanatismo, estamos repitiendo a diario, cada vez que consumimos, cada vez que producimos, cada vez que nos cargamos un poco el planeta, en una loca huida hacia delante que no puede conducir a ningún sitio, salvo a nuestra propia muerte. Y todo ello amparado por lo que Brieva denomina “disipación continuada de la culpa” que nos exime de cualquier ápice de culpabilidad.