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Dios guerrero VS Diosa Madre. El origen de la subordinacion de la mujer.

Publicado el 16 septiembre 2013 por Jesus Martin Alonso @lure_arqueo
SUMER

Escrito por el Arqueologo

Esta semana había planeado hacer en el blog una enumeración comentada de los 8 o 10 libros que mas me habían marcado sobre el Próximo Oriente antiguo, materia que si bien no resulta muy útil para el ejercicio de la arqueología preventiva en España, siempre ha despertado mi curiosidad e interés.

Pues bien, el primero que tenía claro que iba a incluir en dicha selección es La Creación del Patriarcado, de Gerda Lerner (1986), cuya lectura, de la que hace ya algunos años, me resultó realmente apasionante. Al empezar a repasar el mismo y realizar una consulta a la web para recopilar algún dato concreto sobre su autora he comprobado que ha fallecido este año a los 92 años, por lo que he querido rendirla mi particular homenaje dedicando este artículo completo a su figura y a su libro La Creación del Patriarcado, lectura enriquecedora que me abrió muchas puertas a la reflexión histórica y con el que disfruté personalmente.

EL PERFIL DE LA HISTORIADORA

Gerda Lerner nació en Austria en 1920, hija de un farmacéutico y una artista bohemia, ambos de origen judío. Vivió en su juventud el avance del nazismo en Europa, momento en el que comenzó su vida como activista marxista y anti-nazi. Por este motivo, fue apresada y pasó varias semanas en la cárcel, tras las cuales, en 1939, logró salir de Austria y emigrar a Estados Unidos.

Tras pasar por diversos empleos en Estados Unidos, siempre cercana al Partido Comunista y activista en pro de los derechos civiles, los derechos de las mujeres y anti-militarista, retomó sus estudios a finales de los 50.

Se Doctoró en 1966 en la Universidad de Columbia, con una tesis sobre las Hermanas Grimke que daría lugar a su libro Las Hermanas Grimke de Caronina del Sur: Rebeldes contra la esclavitud (1967).

En 1968 comenzó su carrera como docente en el Sarah Lawrence College de Nueva York consiguiendo implantar el primer Programa de postgrado de Historia de la mujer de los Estados Unidos.

En 1980 comenzó a trabajar en la Universidad de Madison (Wisconsin), donde logró organizar el primer Programa de doctorado de Historia de la Mujer.

Tras algo más de una década investigando el origen de la subordinación de la mujer y los mecanismos que han hecho triunfar y pervivir este sistema en la sociedad occidental, publicó una de sus obras mas célebres La creación del patriarcado (1986), a la que dedico este articulo.

fotografia de Gerda Lerner

Gerda Lerner. Fotografia de archivo de Martha Nelson

EL LIBRO: LA CREACIÓN DEL PATRIARCADO

En este libro Gerda Lerner intenta explicar el cuándo, cómo y por qué se produce la subordinación de la mujer en la sociedad occidental.

-El estado de la cuestión.

En el primer capítulo expone cómo primero la religión y, a partir del siglo XIX, las teorías científicas, sociales y las diferentes corrientes de pensamiento han eludido la reflexión sobre este tema argumentando que esa posición de las mujeres en la sociedad era una posición universal, lógica, e inmutable, de origen divino primero o natural y biológico mas tarde (justificado de diversas maneras para encajar ese papel inmutable en las corrientes de pensamiento imperantes en cada momento, como las teorías darwinianas, la psicología moderna o la sociobiología).

En este sentido, por ejemplo, la explicación cientifista tradicional sitúa las causas de la subordinación femenina en factores biológicos. La mayor fuerza de los varones, su capacidad para correr mas rápido, cargar mas peso, junto con su mayor agresividad les capacitan para ser cazadores y esta es la actividad clave para la supervivencia para esta teoría tradicional.

Pero los estudios arqueológicos y etnográficos de la segunda mitad del siglo XX empiezan a mostrar muchos casos en que hombres y mujeres realizan labores productivas igual de esenciales para la supervivencia del grupo, se evidencia la importancia de la recolección en la dieta (en la mayor parte de los casos la principal aportación de alimento viene de ahí) y la etnografia empieza a demostrar que existen sociedades en que los hombres y las mujeres tienen labores diferenciadas pero complementarias y que tienen una consideración igualitaria en el conjunto del grupo.

La premisa inicial empieza a caer, la dominación masculina no es algo ni mucho menos universal.

-Entonces, cuándo se origina y por qué?

Los estudios llevados a cabo por la autora muestran un proceso largo, de unos 2600 años en los que el patriarcado va evolucionando y reafirmándose en la sociedad.

Todo parece comenzar en el Próximo Oriente con la sedentarización y la creación de las sociedades cerealistas. En este momento el intercambio de mujeres entre grupos se afianzó como una estrategia efectiva para evitar las guerras incesantes mediante la consolidación de alianzas. Además la mano de obra infantil en el trabajo de la tierra posibilitaba el incremento de la producción y las sociedades con mas mujeres podían producir mas niños. Esto llevó a que la sexualidad de las mujeres se convirtiera en un recurso y las mujeres en una mercancía que los hombres adquirían igual que se adueñaban de las tierras.

Esto se ve en el hecho de que las mujeres de los grupos derrotados en la guerra eran tomadas como esclavas, mientas que los hombres eran asesinados.

Estas sociedades empezaron a luchar por el control de la tierra y los recursos por lo que se fundamentaron en estructuras militaristas e imperialistas y el poder en la figura de un rey guerrero cabeza de los primeros estados próximo orientales.

Esta hegemonía masculina queda regulada en los primeros códigos legislativos, como vemos en el ejemplo de Código de Hammurabi, en el que se establece la privación de las mujeres a la educación y una diferenciación clara entre las mujeres respetables (ligadas a un hombre) y las no respetables.

Sin embargo la subordinación de las mujeres no se puede entender en términos de clase, pues si entre los hombres la clase alta estaba basada en su relación con los medios de producción: quienes poseían los medios de producción podían dominar a quienes no los poseían. Para las mujeres la clase estaba mediatizada por sus vínculos sexuales con un hombre, quien entonces le permite acceder a los recursos materiales.

Gerda Lerner se apoya en la arqueología, las fuentes escritas y en la analogía con la etnografia para defender sus tesis y ve un reflejo de este proceso, como en un espejo algo distorsionado, en los cambios que se van produciendo en la mitología y la teogonía. Estos siempre mas lentos a los cambios que se iban produciendo en la sociedad.

El capítulo en el que relaciona estos cambios de la sociedad con los cambios en las creencias religiosas es sin duda mi preferido, el que me parece mas brillante e inspirador. Es su capítulo de Las Diosas.

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-LAS DIOSAS

Lo primero que vemos es que si bien existe una relación clara entre sociedad y religión, se da un considerable retraso temporal entre la subordinación de las mujeres en la sociedad patriarcal y la pérdida de prestigio de las diosas primero y la retirada de las mujeres de los puestos de poder en el servicio religioso en segundo lugar.

Con el desarrollo en Próximo Oriente de unas monarquías fuertes y de los estados arcaicos se produjeron cambios en las creencias y símbolos religiosos. Un denominador común en los diferentes estados que van surgiendo en el III Mileno a. C es: en primer lugar la degradación de la figura de la diosa-madre y el ascenso y ulterior predominio de su consorte/hijo; luego, éste funde su imagen de dios de la tormenta o el viento con la de dios creador que lidera el panteón de ,los dioses y diosas. Dondequiera que se producen estos cambios, el poder de la creación y de la fertilidad es transferido de la diosa al dios. Además, con el paso del tiempo este dios se irá asemejando cada vez mas a uno de los nuevos reyes terrenales.

A modo de ejemplo, la descripción sumeria de principios del III Milenio del panteón de dioses representa al dios del cielo An y a la diosa de la tierra Ki presidiendo al unísono a los otros dioses, siendo su hijo el dios del aire Enlil. Su principal centro de veneración es Nippur, una ciudad estado en constante conflicto con Eridu, cuya deidad es Enki. En el 2400 a. C., los principales dioses aparecen enumerados en el siguiente orden: An, Enlil, Ninhursag (diosa de la montaña)y Enki (dios de la ciudad conquistada). En textos todavía mas tardíos, del 2000 a.C., la diosa aparece mencionada en último lugar después de Enki.

El sumeríologo Samuel Noah Kramer explica este cambio dentro de la teogonía como consecuencia del creciente ascenso de los sacerdotes varones.

En el Enuma Elish, del 1100 aC este cambio en la teogonía se hace aún mas explícito. Unos primitivos dioses que desean crear el orden hacen frente al caos, representado por la diosa dadora de vida Tiamat. Sobreviene una batalla terrible en la que estos dioses son liderados por un joven dios que acaba destruyendo a Tiamat. Con el cadáver de la cual creará la tierra y el cielo. Los dioses matan también al marido de Tiamat y con su sangre mezclada con la tierra crean a la humanidad. Es muy significativo que el joven dios que en el relato épico asesina a Tiamat sea Marduk, el dios venerado en la ciudad Babilonia desde tiempo de Hammurabi, quien convirtió su ciudad-estado en la primera de la región Mesopotámica. El joven dios Marduk asciende ahora al poder supremo entre los dioses.

En la mitología cananea Baal, el joven dios de la tormenta pasa a encabezar el panteón. Cuando a raíz de un conflicto con su adversario Mot, el dios de la muerte, desciende al mundo subterráneo y desaparece toda la vegetación de la faz de la tierra. Anath, la hermana y consorte de Baal le busca por doquier. Cuando encuentra su cadáver lo entierra y se enzarza en una cruenta Batalla con Mot, lo tritura, lo aventa en un tamiz lo muele en un molino y lo esparce por los campos. El trato simbólico que recibe Mot sirve para devolver la fertilidad a la tierra. Cuando Baal regresa de entre los muertos para librar otras batallas y la victoria definitiva sobre Mot, Anath, quien en el mito anterior mostraba todas las primitivas cualidades de la diosa-madre (ferocidad en el campo de batalla, fuerza y poder de dar fertilidad) queda a la sombra de él, que se ha convertido en el dios supremo y dador de vida.

Como dice Gerda Lerner “los monarcas en próximo oriente de los primeros estados fuertes toman las riendas de este templo dedicado a la divinidad suprema. Es como si hubiera un flujo continuado de poder, santidad y energía entre el dios y el rey”.

Por último el ascenso del monoteísmo hebreo supondrá un ataque a los numerosos cultos a las diferentes diosas de la fertilidad. En el relato del libro del Génesis se atribuyen el poder de creación y procreación a un dios todopoderoso, cuyos epítetos de Señor y Rey lo identifican con un dios masculino y se asocia toda sexualidad femenina que no sea con fines reproductores al pecado y al mal.

De esta forma, en el Pentateuco, la alianza entre dios y los hombres se produce a través de los Patriarcas, el contrato entre Dios y la humanidad da por hecho una posición subordinada de las mujeres y su exclusión de la alianza metafísica y de la comunidad terrenal de la alianza. Su única manera de acceder a dios y a la comunidad santa es a través de su papel de madres.

-Para terminar:

Como fin del artículo señalar que el punto de vista desde el que se ha analizado e interpretado la historia hasta nuestros días es fundamentalmente patriarcal, parcial, o como decía Gerda Lerner, bidimensional. Añadir a las mujeres al esquema convertiría a esta historia en tridimensional, completa, global. Pero, como decía ella “sólo cuando la tercera dimensión quede plenamente integrada y se mueva con el todo, sólo cuando la visión femenina sea igual a la masculina, percibiremos las verdaderas relaciones existentes en el todo y la conexión entre sus partes”.

Espero que os animéis a leer el libro y que lo disfrutéis, ah y que nos lo conteis aqui.

 


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