No podía fiarse ni del banco, ni de su padre, todo se le iba cayendo poco a poco, prueba de aquello es que cada jornada hablaba más con su perro.
Sentía la extraña sensación de que nadie tenía tiempo para él.
Cada vez se entristecía un poco más, no se consideraba mal tipo como para que todos le acabaran huyendo, quizás no sabía relacionarse con el mundo.
Delego su vida sentimental en manos de una agencia matrimonial, sin resultados.
Lo suyo nunca fueron las relaciones sociales, ni siquiera tenía seguidores en las redes de internet.
Siempre se consideró alguien discreto.