Magazine

Disfunción sexual femenina: Trastorno de Deseo Sexual Hipoactivo (TDSH)

Publicado el 21 octubre 2012 por Ruizdeadana @rruizdeadana

Las mujeres que sufren de disminución del deseo sexual puede demandar atención por su problema en las consultas de atención primaria, ginecología, psiquiatría, etc., sin embargo, muchas mujeres no demandarán atención por vergüenza, y por lo tanto los síntomas a menudo pasan inadvertidos. Además, por desgracia, muchos médicos carecen del tiempo suficiente o les resulta incomodo afrontar el problema de la disminución de la libido; un estudio encontró que el 90% de los profesionales de atención primaria no sentían seguridad para hacer el diagnóstico de disminución del deseo sexual y que los profesionales sanitarios frecuentemente perciben los problemas sexuales fuera de los contenidos de su especialidad. Sin embargo, en muchos casos, medidas tan sencillas como la identificación del TDSH, tranquilizar a la mujer sobre cualquier malentendido referente a la sexualidad, o el asesoramiento para reducir el estrés, es todo lo que se requiere. Las mujeres con TDSH también son más propensas a experimentar menor excitación y placer, anosgarmia, problemas de pareja, y el trastorno tiene un impacto importante en la calidad de vida, asociándose frecuentemente a depresión, fatiga, lumbalgias, problemas de memoria, etc.


El primer paso consiste en generar un clima de confianza que ayude a las pacientes a expresar sus síntomas y realizar una historia clínica detallada. La anamnesis debe tratar de identificar la naturaleza del problema (dispareunia, disminución del deseo, disminución de la excitación, anosgarmia) recordando que los diversos trastornos sexuales femeninos pueden coexistir. También se debe indagar sobre la duración del problema, si es permanente o adquirido y si es o no circunstancial. Se deben buscar comorbilidades médicas que se asocian con disminución del deseo sexual, como enfermedades del tiroides, diabetes, trastornos de la hipófisis, trastornos neurológicos, cáncer y enfermedades cardiovasculares. La historia obstétrica y ginecológica debe servir para identificar el tipo de menstruación (amenorrea, oligomenorrea), estado de menopausia, (menopausia prematura o quirúrgica), y otros procesos crónicos ginecológicos como endometriosis, atrofia vaginal, enfermedad pélvica inflamatoria, o enfermedades de trasmisión sexual previas que puede causar dispareunia. Además, se debe indagar sobre el consumo de medicamentos que pueden influir en el deseo sexual, incluyendo antidepresivos, antipsicóticos, antihipertensivos, hormonas y corticoides. También deben evaluarse factores psicológicos como depresión, ansiedad, el abuso de sustancias, los antecedentes de una historia de abuso sexual, y presencia de factores psicológicos: miedo, culpa, vergüenza. Otra parte importante de la historia debe incluir los antecedentes sexuales y los aspectos relacionados con la relación de pareja: Estado de la relación, respuesta de las parejas, problemas con una pareja anterior, etc.


La medición de la disminución del deseo y la ansiedad puede realizarse mediante el empleo de diversas herramientas validadas, que ayudan al médico no especialista en sexualidad a evaluar el trastorno de deseo sexual hipoactivo y la angustia acompañante, entre las cuales destacan la escala de angustia sexual femenina (FSDS, por sus siglas en inglés), y el índice de la función sexual femenina (FSFI, por sus siglas en inglés). En la bibliografía existen otras herramientas de cribado que se utilizan con menor frecuencia.


Las exploraciones complementarias estarán indicadas en función de la clínica y pueden incluir: hemograma, pruebas bioquímicas (glucosa, perfil renal, hepático, lipídico), perfil hormonal (pruebas de función tiroidea, prolactina, testosterona total-libre, estradiol plasmático, LH, FSH).

La compleja naturaleza de la función sexual de la mujer y la etiología multifactorial del TDSH requiere un enfoque holístico del tratamiento. Las opciones terapéuticas disponibles incluyen el tratamiento de las enfermedades subyacentes, la supresión o ajuste de medicamentos potencialmente causantes del trastorno, reducir el estrés y el cansancio, terapia psicosexual y la terapia farmacológica.


La terapia psicológica es un aspecto importante del tratamiento y puede ser en forma de educación sexual básica, terapia de pareja, terapia sexual, terapia cognitivo conductual o psicoanálisis, aunque hay datos limitados sobre la eficacia de estas intervenciones.


En muchas ocasiones puede ser suficiente para la solución del trastorno con educación sexual básica realizada por el médico o enfermera de atención primaria (explicación de la anatomía y fisiología básica, la respuesta sexual normal, y los cambios normales de la sexualidad con el envejecimiento), psicoterapia de apoyo, reforzando la atención a los aspectos de la comunicación con su pareja acerca de los sentimientos y necesidades.


Para los pacientes con problemas psicológicos más complejos, la terapia cognitivo-conductual puede ser util, existiendo algunas evidencias sobre su eficacia.


Tratamiento farmacológico


La razón para considerar el tratamiento con testosterona es que, las concentraciones de esta disminuyen con la edad y la ooforectomía reduce éstas a la mitad. El parche de testosterona a dosis bajas (Intrinsa; no financiable por el SNS), 300 mcg de testosterona en 24 h y aplicado 2 veces por semana, está aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos para el tratamiento del TDSH exclusivamente en mujeres ooforectomizadas bilateralmente e histerectomizadas que reciben tratamiento concomitante con estrógenos. Sin embargo, hay que saber que no está aprobado por la FDA y los efectos secundarios a corto plazo como hirsutismo, cambios en el tono de la voz, acné, alopecia, toxicidad hepática, efectos en los lípidos y clitoromegalia, y que persisten las dudas sobre su seguridad a largo plazo, especialmente el riesgo de cáncer de mama, endometrio y el desarrollo de enfermedad cardiovascular.


Otras vías de administración de la testosterona, que también parecen mostrarse eficaces, incluyen el implante subcutáneo y geles transdérmicos, sin embargo, se requieren mas ensayos clínicos controlados para recomendar el uso de estas vías de administración de la testosterona.


La terapia estrogénica, vía oral, transdermica o vaginal parece ser útil en el tratamiento de la sequedad, la atrofia y la irritación vaginal postmenopáusica, pero no tiene un efecto directo en el deseo sexual, estando indicada solo si la sequedad vaginal es un factor subyacente en la disminución del deseo sexual. Tambien hay que informar sobre sus posibles riesgos a corto y largo plazo.


Para las mujeres menopáusicas con síntomas vasomotores y TDSH la tibolona es otra opción terapéutica. La tibolona, aprobada como terapia hormonal sustitutoria para el tratamiento de los síntomas de deficiencia de estrógenos en mujeres postmenopausicas, es un esteroide sintético con acción estrogénica, progestágena y andrógena. Además de resultar eficaz en el alivio de los síntomas vasomotores y de la atrofia vaginal, se ha mostrado eficaz para mejorar el deseo sexual en comparación con el placebo. Sin embargo, hay que saber que la tibolona también incrementa el riesgo de cáncer de mama, endometrio y ovario, enfermedad troboembolica y enfermedad cardiovascular.


Dihidroepiandrosterona (DHEA)


La DHEA es un andrógeno que actúa como una prohormona. Es producida por la glándula suprarrenal y metabolizada en tejidos periféricos como mama, cerebro, hueso y ovarios, en varios esteroides diferentes, incluyendo estrógenos y testosterona. Los niveles de DHEA disminuyen con la edad y se ha postulado que puede ser responsable de una serie de síntomas relacionados con la edad. La DHEA se encuentra disponible sin receta en los EE.UU. (en España no está comercializada) y a menudo se promociona como el "elixir de la juventud 'o la' hormona de todas las hormonas", sin embargo en la actualidad no hay evidencia de que los suplementos de DHEA deban ser recomendados para el tratamiento del TDSH, dado que la seguridad de su uso no está clara.


La flibanserina, un antidepresivo que actúa selectivamente sobre las vías de neurotransmisores inhibitorios y excitatorios que intervienen en el deseo sexual, se observó que aumentaba la libido en animales de laboratorio y seres humanos. El análisis combinado de tres ensayos clínicos en Fase III con TDSH, realizados en mujeres premenopáusicas, mostró que la flibanserina, 100 mg al día, condujo a una mejora significativa en el deseo sexual y a una mayor porcentaje de experiencias sexuales satisfactorias en comparación con el placebo. A pesar de estos hallazgos, la FDA rechazó recientemente su aprobación ya que consideró que los beneficios no superan los efectos secundarios como náuseas, mareos, astenia e insomnio.


Otro agente que se ha sugerido que mejora el deseo sexual es el bupropión, un antidepresivo atípico, que actuaria sobre las vías de estimulación del deseo sexual. Sin embargo, una revisión reciente ha examinado la evidencia para la el uso de bupropión, encontrando mejoría en las puntuaciones del orgasmo y de la excitación, pero no encontró un cambio significativo en las puntuaciones del deseo sexual.


La apomorfina también bloquea los receptores de dopamina y se ha utilizado con resultados contradictorios. También algunos estudios han evaluado la eficacia de los inhibidores de la fosfodiesterasa (sildenafilo, vardenafilo y tadalafilo) y de la prostaglandina E1 (alprostadil), sin embargo sus efectos parecen circunscribirse a la excitación genital pero no para aumantar el deseo sexual.

El médico de familia puede jugar un papel primordial en el TDSH, facilitando un clima de confianza que ayude a las pacientes a expresar sus síntomas, realizando una historia clínica detallada que puede poner de manifiesto la cauda del trastorno. La educación sexual y terapia psicosocial, en sus distintas formas, juega un papel muy relevante en el tratamiento del trastorno.

Sigue habiendo grandes lagunas en la comprensión de la vías neuroquímicas del deseo sexual en la mujer y las opciones de tratamiento farmacológico siguen siendo muy limitadas, necesitándose más estudios que evalúen la eficacia y seguridad de los tratamientos farmacológicos a largo plazo. De estos, el tratamiento con parches de testosterona a baja dosis, indicado exclusivamente en mujeres ooforectomizadas e histerectomizdas en trataminerto concomitante con estrogenos, es el que muestra mas eficacia, sin embargo, se requieren más estudios a largo plazo y son necesarias más evidencias para recomendar el uso de otras vías de administración de la testosterona y en otras circunstancias.

  1. Al-Azzawi F, Bitzer J, Brandenburg U et al. Therapeutic options for postmenopausal female sexual dysfunction. Climacteric. 2010: 13(2); 103-120
  2. American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 4th edition, text revision (DSM-IV-TR). American Psychiatric Association, Washington DC, USA (2000).
  3. Basson R, Leiblum S, Brotto L et al. Definitions of women's sexual dysfunctions reconsidered: advocating expansion and revision. J. Psychosom. Obstet. Gynaecol. 2003: 24(4),221-229. Basson R, Wierman M, van Lankveld J, Brotto LA. Summary of the recommendations of sexual dysfunction in women. J. Sex. Med.7(1 Pt 2),314-326 (2010).
  4. Basson R. Women's sexual function and dysfunction: current uncertainties, future directions. Int. J. Impot. Res. 2008: 20(5); 466-478.
  5. Biddle AK, West SL, D'Aloisio AA, Wheeler SB, Borisov NN, Thorp J. Hypoactive sexual desire disorder in postmenopausal women: quality of life and health burden. Value Health.2009: 12(5);763-772.
  6. Braunstein GD, Sundwall DA, Katz M et al. Safety and efficacy of a testosterone patch for the treatment of hypoactive sexual desire disorder in surgically menopausal women: a randomized, placebo-controlled trial. Arch. Intern. Med. 2005: 165(14); 1582-1589.
  7. Brotto LA, Bitzer J, Laan E, Leiblum S, Luria M. Women's sexual desire and arousal disorders. J. Sex. Med. 2010: 7(1 Pt 2); 586-614.
  8. Buster JE, Kingsberg SA, Aguirre O et al. Testosterone patch for low sexual desire in surgically menopausal women: a randomized trial. Obstet. Gynecol. 2005: 105(5 Pt 1);944-952.
  9. Chudakov B, Ben Zion IZ, Belmaker RH. Transdermal testosterone gel prn application for hypoactive sexual desire disorder in premenopausal women: a controlled pilot study of the effects on the arizona sexual experiences scale for females and sexual function questionnaire. J. Sex. Med. 2007: 4(1); 204-208.
  10. Clayton AH, Goldfischer ER, Goldstein I, Derogatis L, Lewis-D'Agostino DJ, Pyke R. Validation of the decreased sexual desire screener (DSDS): a brief diagnostic instrument for generalized acquired female hypoactive sexual desire disorder (HSDD). J. Sex. Med. 2009: 6(3);730-738.
  11. Cummings SR, Ettinger B, Delmas PD et al. The effects of tibolone in older postmenopausal women. N. Engl. J. Med. 2008: 359(7); 697-708.
  12. Davis SR, Moreau M, Kroll R et al. Testosterone for low libido in postmenopausal women not taking estrogen. N. Engl. J. Med. 2008: 359(19);2005-2017.
  13. Davison SL, Bell R, Donath S, Montalto JG, Davis SR. Androgen levels in adult females: changes with age, menopause, and oophorectomy. J. Clin. Endocrinol. Metab. 2005: 90(7); 3847-3853.
  14. de Almeida DM, Benetti-Pinto CL, Makuch MY. Sexual function of women with premature ovarian failure. Menopause 2011: 18(3);262-266.
  15. Dennerstein L, Hayes R, Sand M, Lehert P. Attitudes toward and frequency of partner interactions among women reporting decreased sexual desire. J. Sex. Med. 2009: 6(6);1668-1673.
  16. Dennerstein L, Koochaki P, Barton I, Graziottin A. Hypoactive sexual desire disorder in menopausal women: a survey of Western European women. J. Sex. Med. 2006: 3(2);212-222.
  17. Genazzani AR, Schneider HP, Panay N, Nijland EA. The European Menopause Survey 2005. Women's perceptions on the menopause and postmenopausal hormone therapy. Gynecol. Endocrinol. 2006: 22(7);369-375.
  18. Harsh V, McGarvey EL, Clayton AH. Physician attitudes regarding hypoactive sexual desire disorder in a primary care clinic: a pilot study. J. Sex. Med. 2008: 5(3);640-645.
  19. Hayes RD, Dennerstein L, Bennett CM, Koochaki PE, Leiblum SR, Graziottin A. Relationship between hypoactive sexual desire disorder and aging. Fertil. Steril. 2007: 87(1); 107-112.
  20. Jolly E, Clayton AH, Thorp J et al. Efficacy of flibanserin 100 mg qhs as a potential treatment for hypoactive sexual desire disorder in premenopausal women. J. Sex. Med. 2009: 6(Suppl. 5); 465.
  21. Labrie F, Archer D, Bouchard C et al. Effect of intravaginal dehydroepiandrosterone (Prasterone) on libido and sexual dysfunction in postmenopausal women. Menopause 2009: 16(5); 923-931.
  22. Labrie F, Luu-The V, Labrie C et al. Endocrine and intracrine sources of androgens in women. inhibition of breast cancer and other roles of androgens and their precursor dehydroepiandrosterone. Endocr. Rev. 2003: 24(2); 152-182.
  23. Leiblum SR, Koochaki PE, Rodenberg CA, Barton IP, Rosen RC. Hypoactive sexual desire disorder in postmenopausal women. US results from the Women's International Study of Health and Sexuality (WISHeS). Menopause 2006: 13(1); 46-56.
  24. Levine KB, Williams RE, Hartmann KE. Vulvovaginal atrophy is strongly associated with female sexual dysfunction among sexually active postmenopausal women. Menopause 2008: 15(4 Pt 1); 661-666.
  25. McCabe M, Althof SE, Assalian P et al. Psychological and interpersonal dimensions of sexual function and dysfunction. J. Sex. Med. 2010: 7(1 Pt 2);327-336.
  26. McHorney CA, Rust J, Golombok S et al. Profile of female sexual function: a patient-based, international, psychometric instrument for the assessment of hypoactive sexual desire in oophorectomized women. Menopause 2004: 11(4); 474-483.
  27. Moll JL, Brown CS. The use of monoamine pharmacological agents in the treatment of sexual dysfunction: evidence in the literature. J. Sex. Med. 2011: 8(4);956-970.
  28. Nachtigall L, Casson P, Lucas J, Schofield V, Melson C, Simon JA. Safety and tolerability of testosterone patch therapy for up to 4 years in surgically menopausal women receiving oral or transdermal oestrogen. Gynecol. Endocrinol. 2011: 27(1);39-48.
  29. Nappi RE, Polatti F. The use of estrogen therapy in women's sexual functioning (CME). J. Sex. Med. 2009: 6(3);603-616.
  30. Nijland EA, Weijmar Schultz WC, Nathorst-Boös J et al. Tibolone and transdermal E2/NETA for the treatment of female sexual dysfunction in naturally menopausal women: results of a randomized active-controlled trial. J. Sex. Med.2008: 5(3); 646-656.
  31. Panay N, Al-Azzawi F, Bouchard C et al. Testosterone treatment of HSDD in naturally menopausal women: the ADORE study. Climacteric 2010: 13(2); 121-131.
  32. Safarinejad MR, Hosseini SY, Asgari MA, Dadkhah F, Taghva A. A randomized, double-blind, placebo-controlled study of the efficacy and safety of bupropion for treating hypoactive sexual desire disorder in ovulating women. BJU Int.2010: 106(6); 832-839.
  33. Safarinejad MR. Reversal of SSRI-induced female sexual dysfunction by adjunctive bupropion in menstruating women: a double-blind, placebo-controlled and randomized study. J. Psychopharmacol.2011: 25(3); 370-378.
  34. Shifren JL, Monz BU, Russo PA, Segreti A, Johannes CB. Sexual problems and distress in United States women. Prevalence and correlates. Obstet. Gynecol. 2008: 112(5);970-978.
  35. Stahl SM, Sommer B, Allers KA. Multifunctional pharmacology of flibanserin: possible mechanism of therapeutic action in hypoactive sexual desire disorder. J. Sex. Med. 2011: 8(1);15-27.
  36. Sturdee DW, Panay N; International Menopause Society Writing Group. Recommendations for the management of postmenopausal vaginal atrophy. Climacteric 2010: 13(6); 509-522.
  37. West SL, D'Aloisio AA, Agans RP, Kalsbeek WD, Borisov NN, Thorp JM. Prevalence of low sexual desire and hypoactive sexual desire disorder in a nationally representative sample of US women. Arch. Intern. Med. 2008: 168(13); 1441-1449.

Volver a la Portada de Logo Paperblog