Esa poderosa fuerza que fluye de una melodía que por instantes te inmuniza ante ti misma si cabe, tiene la potestad de llevarte más allá retrocediendo en el tiempo y en ocasiones hacerte olvidar que aún andas sacudiéndote despojos de una estafa.
No está mal del todo. Alivia, por segundos, alivia. Y hace falta.Cuando se ha tenido por cierto algo que más tarde se descubre no es auténtico, se ha de aceptar la derrota, abrir los ojos y confiar en haber aprendido algo, al menos algo de esa lección, algo que paralice el volver a ser una frágil diana de nuevo.
