No creo que algún día fuese capaz de no quererte aun cuando ya no te quiera. Ni de llenarte de rencores el alma o de reprocharte lo mal que me quisiste y la manera en que me amaste.Me basta con saber y creer, que ni tú ni yo lo hicimos bien.No sé por dónde leí que la sinceridad es algo que se busca cuando se es maduro. Y no pude menos que sonreír.Hay historias que por mucho que quisiéramos enterrar seguirán siempre vivas en el rincón del olvido. Y éste, es muy, pero que muy traicionero. He intentado ennegrecerme el corazón, pero fue en vano, porque una palabra tuya, un verso, y un recuerdo, fueron capaces de sanarme, y de arrastrar por el río hasta la mar toda la ignominia del despecho que pude sufrir un día.Con el corazón abierto a nuevas alas, y volando por mis tejaditos de París, es más fácil desprenderse de lo que ya fue, y los malos recuerdos son más llevaderos.No soy de indiferencias. Soy de las de todo o nada. Una pena. Pero por suerte, tampoco soy de las de darle palos al agua. Y por eso, por mucho que te quiera, me abrazaré a cualquier cuerpo que me abra los brazos. Escupir una letanía de reproches es como rezarle un rosario al Dios de la venganza.Y yo, creo que aprendí a hacer de casi todo, pero a rezar no.A veces me dicen , que es porque pienso demasiado, y que en el fondo, a mí nada se me olvida, o padezco de un Alzheimer crónico si la espera me impide seguir viviendo y soñar, y/o cantando. No sé esperar. Yo te quiero. Pero que seguiré viviendo y respirando mientras viva, es un hecho. Y si vienes, bien. Y si no, pues también.
Porque todo es y nada es, y las apariencias no me bastan.Y porque soy de las de pensar también, que todo se transforma.
Nuestra historia terminada, la podréis leer todo el verano aquí: http://eltrasterodelazarzamora.blogspot.fr/