No me gusta hablar sobre una serie hasta por lo menos terminar la primera temporada, porque alguna vez me ha pasado recomendar una serie tras ver los dos o tres primeros capítulos y luego, darse un cambio bastante importante en la serie, ya que mucha gente cree que las series, cambian después de la segunda temporada, pero hay ocasiones que pasa en los primeros capítulos, haciendo que la serie vaya por otro camino, ligado con la trama y el sentido inicial de la serie. Voy a romper esta regla con la serie Helix, que he empezado a ver y que encontré de casualidad. Me llamo la atención sobre todo, la clasificación, ya que es una serie que mezcla la ciencia ficción y el terror, aunque, después de ver los diez primeros capítulos, veo orientada la serie mas al terror psicológico y no la veo tan de ciencia ficción, aunque sí que tiene elementos fantásticos.
¿Qué gracia tiene? Muy sencillo, esta serie llega quizá, en el mejor momento posible, en lo que concierne al creciente miedo de una pandemia a escala internacional, que ha desatado sobre todo el Ebola. La serie juega con varios factores clave. El primero es el miedo irracional, sobre todo en USA, ante una posible pandemia, provocada por alguna corporación medica, con pocos escrúpulos y que quiere ganar dinero con un virus que solo pueden curar ellos. Ha permitido este creciente miedo, en USA, la expansión y la cada vez más común petición de personas que quieren un refugio contra guerra bacteriológica (algo similar a lo que sucedió durante la segunda guerra mundial también en USA, con refugios contra bombas).
Ver jugar en esta historia con un virus, más bien, un organismo microscópico, que infecta a la gente y la domina, me hace pensar en la versión de los zombis mediante algún tipo de virus. Es más o menos similar en ese aspecto, aunque, también coge en este caso un elemento de Expediente X, ya que en algunos capítulos de la serie, vemos una especie de fango negro de origen exterior al planeta que controla a quien lo recibe. La infección se propaga también mediante un fango negro, que excretan por la boca, los ya convertidos hacia los sanos, para infectarlos a todos. Son similitudes entre ambas series.
Destacaría los personajes, ya que inician de manera fría, lenta, muy pausada, pero con el avance de la serie y repartirse una serie de cartas y darse situaciones más extremas, la situación se va modificando y vemos como ya hay mas interacción y se mejora un poco, aunque, siguen siendo fríos y un tanto impersonales en algunos casos, mas teniendo en cuenta que están en una situación muy compleja. No soy capaz de imaginar, ante una situación de un patógeno desconocido que convierte a las personas, casi en zombis, sin cura conocida, sin un sistema de detección de la enfermedad eficiente, aislados de la civilización en una base en la Antártida y para rematarlo, con un familiar infectado, como se puede mantener tanto la calma y no terminar explotando. Es más, un topo dentro del grupo del CDC, un militar invitado, destruye la antena de comunicaciones y mata a una del CDC, pero apenas si se inmutan. Están más fríos que el propio ártico.
Recomiendo esta serie, ya que juega con los miedos actuales ante una pandemia incontrolada, el hecho de enfrentarse a un virus desconocido, el cual no tiene cura y es difícil de controlar a los infectados. Lo cual, convierte a la serie mas en una serie de terror psicológico, donde se reflejan los miedos, más que a una ciencia ficción, aunque el virus, que convierte a las personas en seres irracionales, ya es algo trillado, con los zombis, aunque aquí le da una vuelta, quitando la palabra zombi y llamándolos vectores, una variación mínima, que coincide con los toques clásicos de los zombis.