Revista Literatura

Divertimentos literarios

Publicado el 08 septiembre 2011 por Migueldeluis

¿Qué hace un escritor cuando ha terminado una novela? Soñar con la siguiente. Eso demanda un tiempo para valorar las alternativas. Una novela son más de cincuenta mil palabras que suponen muchas horas de trabajo a lo largo de meses de escritura y revisiones. Por ello es malo lanzarse alocadamente en pos de la primera idea que cruce nuestra mente. El castigo podría ser vernos tras dos meses largando frases en un proyecto en el que ya no creemos.

Un escritor debe mantenerse siempre activo, y si escribe ficción, debe seguir escribiendo ficción. ¿Cómo rellenar esos huecos entre novela y novela? Alguien podría pensar en cuentos y relatos, pero eso es despreciar el cuento y relatos, un formato que tiene muchísimo que ganar con el triunfo del libro electrónico, dicho sea de paso.

La alternativa es el divertimento literario.

Divertimento Literario
Obra de literatura en la que el escritor se lanza a escribir sin ceñirse a más regla que disfrutar con la escritura y las que él mismo se imponga.

El divertimento literario es el espacio más apropiado para hacer lo que nunca nos atrevemos y experimentar. Un divertimento literario, en narrativa, no tiene porque tener inicio, nudo ni fin. Puede incluso prescindir de las reglas convencionales de la gramática y la ortografía y si crea un nuevo lenguaje, a gusto y comprensión exclusiva del escritor, pues que así sea.

Puede tener varios autores, como los cadáveres exquisitos o dejar que los lectores voten su trama o la suerte final de los personajes. Puede incluso ser la narrativa de un juego de rol; o un juego de rol jugado en solitario, como en Mythic role-playing.

En un divertimento el autor no asume ningún compromiso con su obra, ni con sus lectores. Como carece de fin necesario, puede dejarse inconcluso en cualquier momento. De hecho, no tiene sentido hablar de inconcluso. Las historias con los que los niños juegan en el patio siguen exactamente esas mismas reglas, acaban con la campana de la escuela, pero no son por ello menos divertidas.

Mi divertimento literario en este momento es I can live, –”Yo puedo vivir”– el diario ficticio, en inglés, de un niño que sobrevive en un mundo post-apocalíptico. Empieza el primero de enero de un año no especificado y continua a ritmo de una entrada por día, de forma que cada día del mundo real hay una nueva entrada en el diario de ficción. De momento hay entradas hasta fin de Septiembre y si podéis soportar mi inglés encontraréis una historia interesante.

Si te dáis cuenta, I can live sigue unas reglas:

  • aparición diaria (excluídas las primeras quince entradas para que hubiera algo que leer)

  • primera persona, tiempo pasado

  • imitación del vocabulario juvenil

  • estructura de diario

Esas reglas me sirven de entramado para desarrollar mi divertimento. Todos los juegos tienen reglas y los divertimentos también. Lo que pasa que en un divertimento puedes y debes seguir tus propias reglas. A lo peor aprendes porque eran necesarias las convencionales, a lo mejor descubres una forma nueva de hacer literatura. Siempre te divertirás y entrenarás.

Pero más allá del autobombo y platillo, deseo animaros a jugar a la literatura. Si nunca te has atrevido a escribir, este puede ser un medio genial para divertirte. Ni siquiera tienes que crear un blog –a mí no me cuesta nada por la práctica que tengo–, sólo jugar con lo primero que venga a tu imaginación.


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