Revista Talentos

Divina justicia

Publicado el 10 mayo 2015 por 50palabras @50palabras_
Desde el pétreo púlpito, el párroco alzó su aflautada voz ante la feligresía:
—¡Pecadores! ¡Arrepentíos de vuestros actos impuros o caiga sobre...!
Un estruendo entonces atronó en la iglesia, cuando el pesadísimo tornavoz de madera labrada se desplomó.
Desde el lateral del altar mayor, el monaguillo esbozaba una malévola sonrisa.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

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