¿Qué tal la Semana Santa? La mía ha sido de lo más movidita, he aprovechado al máximo el tiempo, tanto para hacer pequeñas escapaditas, como para poner al día cosas de casa, inclusive algún que otro tuneo.
Hoy os voy a mostrar la primera parte del tuneo de una silla que forma parte de un grupo de seis iguales y que eran de mi madre (bueno, en realidad, cuatro siguen siendo de ella y dos me las regaló hace unos años, para otra casa que tenía). Tanto esta silla, como otra que tengo igual, llevaban 8 años guardadas en el trastero de mi casa, hasta que he tenido la necesidad de utilizar una de ellas y he aprovechado la ocasión para hacerle un tuneo total, ya que le hacía falta y para que negarlo, tenía ganas de meterme en faena!!
He aquí la silla en cuestión en una foto de archivo, de mi álbum familiar, que corresponde a una celebración de uno de mis cumpleaños (por si alguien no me reconoce, soy la del pichi de cuadros rojos y blancos, delante de todo). Las sillas las compró mi madre para la mesa de comedor que tenía, en el año 1982, ya tienen sus añitos... Son unas sillas de muy buena calidad, por lo que era una pena no darle una nueva oportunidad a una de ellas, además, me parece que tienen un respaldo muy bonito.
En el próximo capítulo os mostraré la silla terminada.
Ahora quedan labores tediosas como lijar ligeramente la silla, para retirar imperfecciones pequeñas que han quedado de la imprimación y darle un aspecto más sedoso al tacto... pintar, tapizar...
En la foto también podéis ver la pasamanería de tachuelas que compré en una de las mercerías de Pontejos en Madrid (una calle llena de mercerías antiguas donde hay autenticas preciosidades, yo me vuelvo loca cada vez que voy).
¿Qué me aconsejáis?
En el siguiente capítulo os mostraré también todos los productos que he utilizado para esta transformación.
Un besito!!