A petición de mi querido primo Micha, voy a adelantar la entrada del blog. (besitos para mi ranita preciosa!!)Los fines de semana empiezan a parecerse unos a otros, lo que significa que la rutina se va instalando en nuestras vidas.El sábado por la mañana estuvo la ayi en casa, esta vez para comunicarme con ella decidí que lo escribiría en un papel y se lo mostraría, y funcionó: le dije que estaría tres horas, que la próxima semana no viene (aquí es fiesta nacional) y me empezó a enseñar algunas palabras y, sobre todo, cómo pronunciarlas. Una de las cosas que me enseñó es a decir “planchar la ropa”, ya que quería que se encargará de ello, pero fui yo la que le enseñó cómo planchar!!!. Más o menos la técnica que utilizamos es la misma, pero la controversia surgió ya desde el momento de encender la plancha y querer ella echarle agua del grifo, cosa que no le dejé, aunque no podía / no sabía explicarle que era por la cal del agua y la posibilidad de romper la plancha, ella simplemente pensaba que no sabía lo que hacía y me miraba con sus ojillos rasgados un poco desconcertada (o pensando que soy gili…) menos mal que acudió Carlos a nuestra ayuda y más o menos le explicó en chino. Planchó una camisa y cuando me la mostró seguía casi igual de arrugada… por Dios!, que llevas casi media hora con la maldita camisa!!! (dame panciencia señor!!!). Me puse con ella a planchar y mejor… Sólo espero que la próxima vez lo haga sola. Sobre todo porque la tabla de planchar es diminuta: muy estrecha y muy baja, parece de juguete… aunque es el tamaño ideal para la ayi…
A petición de mi querido primo Micha, voy a adelantar la entrada del blog. (besitos para mi ranita preciosa!!)Los fines de semana empiezan a parecerse unos a otros, lo que significa que la rutina se va instalando en nuestras vidas.El sábado por la mañana estuvo la ayi en casa, esta vez para comunicarme con ella decidí que lo escribiría en un papel y se lo mostraría, y funcionó: le dije que estaría tres horas, que la próxima semana no viene (aquí es fiesta nacional) y me empezó a enseñar algunas palabras y, sobre todo, cómo pronunciarlas. Una de las cosas que me enseñó es a decir “planchar la ropa”, ya que quería que se encargará de ello, pero fui yo la que le enseñó cómo planchar!!!. Más o menos la técnica que utilizamos es la misma, pero la controversia surgió ya desde el momento de encender la plancha y querer ella echarle agua del grifo, cosa que no le dejé, aunque no podía / no sabía explicarle que era por la cal del agua y la posibilidad de romper la plancha, ella simplemente pensaba que no sabía lo que hacía y me miraba con sus ojillos rasgados un poco desconcertada (o pensando que soy gili…) menos mal que acudió Carlos a nuestra ayuda y más o menos le explicó en chino. Planchó una camisa y cuando me la mostró seguía casi igual de arrugada… por Dios!, que llevas casi media hora con la maldita camisa!!! (dame panciencia señor!!!). Me puse con ella a planchar y mejor… Sólo espero que la próxima vez lo haga sola. Sobre todo porque la tabla de planchar es diminuta: muy estrecha y muy baja, parece de juguete… aunque es el tamaño ideal para la ayi…