No entiendo que mi padre esté triste porque ya no vaya a trabajar.–Podrás jugar todo el día, como si fuera domingo –lo consuelo con un punto de envidia, pues a mí nadie me libra de la escuela.Me mira sin hablar. Sólo unas lágrimas asoman a sus ojos y yo lo abrazo sin saber la causa por la que ha perdido el gusto al ocio. Antes, siempre deseaba que fuera domingo.(Con este microrrelato participo en la Primavera de Microrrelatos Indignados)
No entiendo que mi padre esté triste porque ya no vaya a trabajar.–Podrás jugar todo el día, como si fuera domingo –lo consuelo con un punto de envidia, pues a mí nadie me libra de la escuela.Me mira sin hablar. Sólo unas lágrimas asoman a sus ojos y yo lo abrazo sin saber la causa por la que ha perdido el gusto al ocio. Antes, siempre deseaba que fuera domingo.(Con este microrrelato participo en la Primavera de Microrrelatos Indignados)