
Domingo, pijama y café
Una mosca atrapada entre la cortina y el cristal de la ventana, hizo las funciones de despertador. Con poca gana y atraída por el tostado olor a café recién hecho, me dispuse sobre mis zapatillas. Abrí la ventana de la habitación y maté dos pájaros de un tiro, liberé a la mosca de su tormento y respiré el aire limpio de la mañana. Unos minutos después estaba frente a Claudio tomando café, -¿que harás esta mañana?-, recuerda que hay que hacer limpieza, espetó mientras saboreaba mi desayuno,apuré el vaso y tras sondear delicadamente los dorados rizos de Claudio, susurré a su oído: -ayer hice limpieza, hoy nos toca descansar-. El me contestó con una sonrisa, me abrazó y me besó en los labios, -querida....apaga la luz.-