Revista Literatura

Don Santiago González, el demonio y España

Publicado el 06 junio 2012 por Gasolinero

Don Santiago González colecciona sortijas de puro y por las noches se le aparece el maligno en forma de macho cabrío. Mejor dicho, las noches que cena queso y aceitunas, hay que ser precisos en los escritos no sea que el lector crea que esta historia es inventada y nada más lejos de la realidad. Habla con voz aguardentosa y algo estridente por las mañanas —don Santiago se entiende— arrastra la erre y la ese; las vocales, especialmente la e, suenan metálicas y desacompasadas. Este fenómeno sonoro dura solo un instante, lo que tarda en llegar al mueble bar y sacudirse un campano de anís. Un solo chupito de ese espiritoso al día, aclara la voz, limpia las telarañas del píloro y previene toda clase de enfermedades de las que llegan por las vías respiratorias.

Don Santiago compraba el anís a granel en una inveterada destilería. Elaboraban anís, anisete, vermut, brandy, mistela y vino dulce. El dueño llego a ser alcalde, antes concejal, por lo que en su calle pusieron faroles. Hubo un corregidor en tiempos de la última dictadura que ornó con fanales de forja las calles donde vivía algún concejal, dejando el resto de las rúas con una pelada bombilla cada tanto en el centro de la carrilada, suspendida de un cable. A lo que iba, una vez por probar, a nuestro héroe le despacharon dos litros de anisete y cogió una gripe del quince, por lo que empíricamente descartó para siempre el anís dulce. Sintió mucho que la destilería dejase el comercio a granel, los cambios no le gustan, pero se acostumbró al comprar el aguardiente en botellas esmeriladas. Muy bien afinadas, por cierto, para las seguidillas.

Lo de coleccionar anillos de puro no es una tontuna, ni mucho menos. Se llamaDon Santiago González, el demonio y España vitofilia. Viene del latín —explica don Santiago a quien le pregunta— vito, quiere decir vitola y filia colección. Los romanos tenían muy bien optimizada la creación de palabras y economizaban letras con mucho tino y aplicación. El hombre antes pensaba que filia quería decir hija, pero una vez que se lo aclararon, que le dijeron que hija es otra cosa, no tuvo ningún problema en reconocer su error anterior. Siempre afirma que los grandes hombres rectifican sus yerros, dando por sentada la gran opinión que tiene de sí mismo.

En la colección del señor González hay vitolas de temática patriótica en general; de numismática, mitología, deportes, música y edificaciones. Personajes como el gladiador, el Káiser, Lope de Vega, Napoleón, Don Juan, etcétera. El yerno de don Santiago, se guarda las que ve y después se las da. Sin ánimo de coba, ni mucho menos.

El diablo se le presenta a Santiago González —después de cenar queso del país y aceitunas sin hueso— transfigurado en macho cabrío, con el pelo tordo, barba longuera, cuernos largos, un cencerro y un mandil anticonceptivo para caprinos. Esto último no lo entiende nuestro amigo, pero tampoco le da mucha importancia. El demonio en sus apariciones perora al señor González sobre la situación política y económica de España. El paro, el Consejo del Poder Judicial, Bankia, la prima de riesgo, los rescates financieros, el Banco de España, el Tribunal Supremo, los recortes, etcétera.

El señor de las tinieblas entiende de todo y  emite juicios y opiniones propias de los tertulianos full time de las radios y televisiones. A Santiago González le parecen muy bien traídas, con mucho intríngulis y un profundo conocimiento de los hechos. Una vez le dijo que mientras los de la tierra de María no dejasen de llevar cada uno el agua a su molino, remasen juntos y fuesen capaces de reconocer la opinión acertada del contrario —cuando llegase el caso—, el país seguiría hecho un Cristo.

En la peña de la cafetería Europa a la que don Santiago asiste, los compañeros saben de las visitas del maligno a la alcoba de su contertulio. González opina con mucha vehemencia y sentimiento de los temas de actualidad.

—Tranquilos que no nos van a rescatar, no se dan las condiciones.

—¿Eso te lo ha dicho Lucifer?

—No. Es una opinión mía.

—Entonces es como si no dijeses nada.

http://www.youtube.com/watch?v=6ATOYrkG-q0


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