Doña Sancha de Aragón, la cautiva de los Borgia: Primera Parte

Publicado el 01 octubre 2009 por Ladycaroline

Doña Sancha de Aragón, nacida en 1478, princesa de Nápoles y de Squillace, condesa d'Alvito era hija ilegítima del rey Alfonso II de Nápoles y de su amante Trusia Gazzela. Marcó su huella en la historia por haber sido esposa de Jofré (o Godofredo) Borgia, el menor de los hijos del Papa Alejandro VI y de Vanozza Cattanei, además de cuñada de César, Juan y Lucrecia Borgia.
Para evitar que el Papa Alejandro apoyara a Carlos VIII de Francia en su plan de invadir el reino de Nápoles, Federico de Aragón, hijo de Ferrante I de Nápoles, fue enviado a Roma en una complicada misión: concertar el matrimonio de su sobrina Sancha con Jofre Borgia. En realidad el candidato ideal era César, pero éste ya habia sido destinado al cardenalato. Federico halló Su Santidad bastante bien dispuesto a negociar, y finalmente llegó a un acuerdo que agradaba de cierta forma a ambas partes.
Jofré Borgia, nacido en 1481, era tres años menor que Sancha, un niño, según un orador florentino, verdaderamente "de hermoso y grato aspecto". Pero su existencia escondía una gran duda, que el Papa confiaba a sus allegados más íntimos, e incluso a los menos íntimos, que no creía que fuera hijo suyo, si bien lo había reconocido ante todos a través de una Bula normal; y debía tener razones personalísimas para considerarle nacido de una infidelidad de Vanozza con su marido, o de acusar de traicción a su antigua amante. Suponemos que Ferrante de Napoles desconocía por completo las interrogantes que rodeaban la paternidad de Jofré o en cambio creían que eran meras habladurías sin sentido. De otro modo no hubiera solicitado con tanta insistiencia el matrimonio de Jofré con su bella nieta, Sancha de Aragón.
Jofré Borgia
Sin embargo, antes de su compromiso con Jofre, la mano de Sancha fue destinada a Onorato Caetani, pero la promesa de matrimonio fue disuelta rápidamente, mismo que la unión había sido consumada, según afirman algunos cronistas de la época. El acercamiento con la familia de Papa era mucho más interesante que desposarla con un simple noble napolitano.
La esposa llevaría como dote, para sí y para sus descendientes, el principado de Squillace y el condado de Coriata, con todas las tierras y las fortalezas pertinentes, las cuales producían diez mil ducados de renta anual: el rey de Nápoles tomaría a su servicio a Jofré, lo educaría según las normas y costumbres de su corte, famosa por su caballerosidad, y le daría veinte mil ducados al año; el papa enviaría a Sancha joyas por valor de diez mil ducados.
Cuando todo ya está arreglado, y se hallan reunidos notarios y testigos en presencia del papa y del príncipe Federico de Nápoles, se llama a Jofré que asista a la ceremonia. El matrimonio se celebra por poderes: el príncipe Federico representa a su sobrina Sancha, y durante todo el acontecimiento se leyeron las tradicionales palabras y se intercambiaron anillos. Federico,inmerso en su papel de damisela virginal ,protagonizó una cómica paródia que arrancó muchas risas en Alejandro VI. Por último, el nuevo miembro de la familia abraza a los Borgia presentes, demonstrando su sincera amistad.
El papa Alejandro VI
En 1494 fallece Ferrante I de Nápoles, heredando el trono su basto y cruel hijo Alfonso II, duque de Calabria. Del Vaticano salieron dos órdenes: una al cardenal Giovanni Borgia, para que fuese a Nápoles llevando la bula pontifícia de investidura para el nuevo rey y lo coronase en nombre del papa: la otra a Jofré, que se uniría con su princesa.
El menor de los hijos de Alejandro VI partió finalmente hacía su destino, acompañado de Virginio Orsini, capital general de las tropas aragonesas y de toda su reciente corte al mando de la cual estaba el español Fernando Dixer, con el cargo de gobernador. Era un noble de entera confianza para Su Santidad, le encomendaba la tutela de su hijo, aparte de un pequeño tesoro de joyas para Jofré y otro para su nuera.
Sancha de Aragón era unicamente una moneda de cambio para su familia, a igual que la mayor parte de las hijas de la realeza de aquella época, su voz y voto jamás contaban.Con sólo dieciséis años, su tez morena, cabellos oscuros y ojos vivaces eran alabados por toda la corte. La madre de la princesa, una napolitana de familia noble llamada Trusia Gazzela, había tenido del rey Alfonso esta hija y una varón también muy apuesto, Alfonso, criados como hijos legítimos de la casa real.
Después de haber supuestamente conocido el amor en los brazos de Onorato Caetani, un hombre hecho y derecho, aquella unión para nada la llenaba de dicha, era incapaz de contentarse ante su inminente esponsal. ¿Que puede representar un niño de trece años para una mujer de dieciséis, y de aquellos dieciséis años? No pudo evitar sentirse desilusionada al casarse con un niño.
Observ: El retrato de Doña Sancha de Aragón no es suyo, pertenece a una dama florentina desconocida (1488). Como tiene los rasgos similares a los de la princesa napolitana, lo he querido poner unicamente para ilustrar mejor la historia.
Bibliografía:
Bellonci, María: Lucrecia Borgia, su vida y su tiempo, Editorial Renacimiento, México D.F., 1961.