Hacer un retrato mundial de la infancia no era un reto precisamente sencillo, hasta que al fotógrafo keniano James Mollison se le ocurrió que la mejor forma de hacerlo era fotografiar a los niños y a sus habitaciones. Con una condición: enseñarlos a todos, a los ricos, los pobres, los que sobreviven, los que malviven y los que pueden presumir de cuarto, los de todos los continentes, los felices y los que quieren serlo.
Where children sleep (Donde duermen los niños), editado por Fabrica, el centro de investigación de la comunicación de Benetton, es un libro escrito para niños de entre 9 y 13 años, con todas las intenciones de mostrarles las desigualdades del mundo que pisan a golpe de juguete. Para lograrlo, Mollison pasó cuatro años fotografiando a niños de todo el mundo con el apoyo de Save the Children. El resultado no puede ser más explícito.
Kaya, 4 años, Tokio. La madre de Kaya cose todos sus vestidos y abrigos, un total de 30, que combinan con otros 30 pares de zapatos. Kaya es la envidia de sus amigas. De mayor quiere ser dibujante de anime, los dibujos japoneses.
Lamine, (unos) 12 años, Senegal. Estudia y vive en la escuela coránica, donde comparte habitación con varios compañeros. Se levanta a las seis de la mañana para labrar el campo. Por la tarde, estudia el Corán y en su tiempo libre le gusta jugar al fútbol.
Dong, 9 años, Yunnan, sureste de China. Comparte habitación con su hermana y sus padres. La familia tiene una plantación de arroz para su propio consumo. Dong camina 20 minutos todas las mañanas para ir al colegio. De mayor quiere ser policía.
Nantio, 15 años, miembro de la tribu de los Rendille, Kenia. Vive en una choza de ramas y plásticos con sus padres y sus cuatro hermanos. Entre sus tareas diarias están cuidar de las cabras y buscar madera y agua. Nantio espera que un guerrero la elija como esposa. Antes, tendrá que ser circuncidada.
Thais, 11 años, Ciudad de Dios, Río de Janeiro. Thais vive en uno de los centros de droga y violencia más importantes de Río. Comparte la habitación con su hermana y con los posters de Felipe Dylon, un cantante de pop. De mayor quiere ser modelo.
Buceando en la web de Mollison hemos encontrado otro proyecto también patrocinado por Benetton y también con la intención de remover conciencias. Sus fotografías se publicaron en 2002 bajo el título Hunger (Hambre). Quienes aparecían en las imágenes eran algunas de las 17 millones de personas que por entonces sobrevivían gracias al Programa Mundial de Alimentos. Varias de las historias que Mollison recogió transcurrieron en Sierra Leona, que acababa de salir de una guerra feroz que había dejado al país y a sus gentes hechos trizas.
Mustapha, 49, Campamento de Grafton, Sierra Leona. "Cuando aquello ocurrió, quería que me mataran. Ahora quiero justicia".
Estas seis mujeres reciben raciones de comida en un centro de ex combatientes en Kailahun, Sierra Leona. Todas eran miembros del RUF (Frente Revolucionario Unido). Muchas de las 97 mujeres de este centro sufrieron agresiones sexuales durante el conflicto y el 70% de ellas tienen hijos producto de esas violaciones. Las seis mujeres de la fotografía están siendo instruidas para ser peluqueras..
Amie, 26 años, Kenema, Sierra Leona. "Fui obligada a unirme a los rebeldes, entrenada para luchar y forzada a usar un arma. Yo era vicecomandante a cargo de 100 hombres. Estaba muy asustada al principio, pero después conseguí ser valiente. Mis superiores me instruyeron para ordenar amputaciones y decapitaciones, pero nunca lo hice yo misma".
“Las imágenes de la hambruna en Etiopía en los años ochenta me habían conmovido durante mi infancia, pero desde entonces me había sentido menos sensibilizado con las imágenes de pobreza. Sus mundos parecían muy lejos de los nuestros en Occidente”.