Una de las cuidadoras salió de la habitación, dejó entreabierta la puerta y entonces pude escuchar a la distancia, una melodiosa voz que atrapaba mi pequeño cuerpo y le iba a dar destino a mi extraviada vida.
Logré, con los soldaditos que eran buenos, poner el orden en esa batalla campal, derrotar a los hombres malos, y me sentí contento. Tambaleando, me puse de pie, fui corriendo hasta la puerta; salí como quien escapa hacia la libertad. En ese momento me intenta detener una de las guardianas y me pude escabullir, le tomé fuertemente la mano a la mujer que hablaba con ella y le dije: “Eres mi mamá”. Muy tiernamente me levantó y me protegió entre su pecho como un ángel, en ese instante supe que mi corazón iba estar seguro en los brazos del verdadero amor. Respiro, siento mis labios secos. Respiro, tengo hambre. Respiro, ¿mis lentes?, y entro en un túnel ocupado por la neblina y en la distancia está la voz que amo y dulcemente sus palabras rozan mi alma que no quiere irse: "Mi corazón, levántate. Fotógrafo, la fotografía te espera, Pedro". Moví mis labios y, aún habitando en la miopía, pude tomar la mejor fotografía de mi vida que fue ver el rostro de mi madre regalándome una inmensa sonrisa.El 3 de mayo de 2017, Pedro Yaminne de 22 años fue arrollado 2 veces por una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana, llegó a Emergencias con un brazo, 7 costillas y los 2 omoplatos fracturados; además de los pulmones colapsados, empuñando sus lentes como se lo prometió a su mamá.
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