Revista Literatura

¿Dónde están los propósitos de año nuevo?

Publicado el 08 agosto 2011 por Migueldeluis

¿Dónde están los propósitos de año nuevo? ¿Las dietas? ¿Los cursos que íbamos a estudiar? ¿El gimnasio? ¿En un cajón?

Como correr en la niebla.

¿Qué es un propósito? Un manifestación de intención. Si digo mi propósito es hablar inglés, estoy diciendo que quiero hablar inglés, nada más. Esto no es un plan, ni siquiera un objetivo, ni acaso un sueño.

Para que fuera un sueño al menos tendría que saber que significa “hablar inglés”. ¿Dominar la lengua como un nativo? ¿Seguir una conversación básica? También necesito saber para que quiero aprender inglés. ¿Es sólo por sacarte una espinita, mejorar en la profesión, ser capaz de acceder a los artículos científicos publicados en ese idioma?

Para que fuera un objetivo, tendría que tener también una forma de evaluar mi progresión. Por ejemplo digamos que he definido “hablar inglés” como la capacidad de hablar inglés de acuerdo al nivel Básico II – que es el de las escuelas oficiales de idiomas en España -. Aquí la evaluación es sencilla, bastaría con presentarse a superar ese examen.

Para que fuera un plan necesitaría además tener unos medios. ¿Cómo aprender inglés? ¿Asistir a clases? ¿En qué academia o escuela? Por último hay que tener un marco temporal.

Habría mucho que detallar, para que la planificación fuera adecuada, pero con lo expuesto ya podríamos pasar – por ejemplo – de:

Propósito: “Hablar Inglés” a

Plan: “Seguiré el curso de la Academia Noexistenolabusques para aprobar el examen Básico II con el que obtendré un certificado oficial que me valga para las oposiciones”. Éste plan aunque básico e incompleto, se puede ya dividir en tareas concretas y refinar hasta que no queden dudas de lo que se debe hacer.

Carecer de plan es planificar el fracaso.

Sin plan intentarás aprender inglés, por seguir con el ejemplo, a capricho de la publicidad. Te meterás en curso tras curso, comprarás unos fascículos, seguiras tal moda u otra.

Aquel que tenga como plan “apuntarse al gimnasio” -que parece más concreto a primera vista, se apuntará a un gimnasio y luego hará gimnasia cuando le parezca. Cuando se le plantee un conflicto entre el gimnasio y una afición, al no haber definido límites y objetivos se quedará confuso y aquí el inconsciente siempre tira a lo que le resulte más agradable. Si ha tenido la suerte de que el gimnasio le resulte más agradable seguirá acudiendo, si no… pues mala suerte.

También se puede fracasar por excesivo éxito.

Supongamos que en el ejemplo anterior te encanta el gimnasio. Quizás lo de los músculos no te sea tan importante, pero resulta que te olvidas de tus problemas, se convierte en tu refugio, con el móvil apagado, sin nadie que te dé la lata, con todo tu cerebro concentrado en la serie te olvidas del mundo exterior.

Pero el mundo exterior sigue existiendo. Y sí, fantástico, tienes un cuerpo diez, pero no has hecho nada para conseguir un empleo y luego viene el del banco a decirte una cosita de la hipoteca que dejaste de pagar.

Así que si has fracasado en esto de las resoluciones, piensa si el culpable es tu falta de voluntad o es que no sabías a donde ir.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas