Cuando la joven pareja, formada por, Joe y Christy Lawrenson , de Florida, fueron a echar mano de 1000 dólares, que tenían en su casa, guardados en un sobre, se dieron cuenta de que había volado, pues no aparecían por ningún lado y con lógica aplastante, pensaron que alguien había entrado en su apartamento y se los había robado.
El disgusto fue total, porque el dinero, tenían que llevarlo al banco, para pagar la letra de un coche que se habían comprado, así que resignaos se fueron cada uno a su trabajo, y cuando Joe, llegó a la hora de comer, se encontró que en el suelo del salón había unos cuantos trozos de billetes, mezclado con vomito de su perro, una mezcla de Golden Retriever con bulldog, Tuity, de cuatro años de edad.
Al momento se dio cuenta de que el ladrón nunca había existido, si no que Tuity, se había zampado el sobre con los billetes, así que le dio una dosis de un vomitivo y el chucho, travieso, vomito el resto de los billetes y el clip que los sujetaba.
Así que armados de paciencia, se pusieron a reconstruir los billetes, y los números de serie, para poder llevarlos al Departamento del Tesoro, para ver si se los cambian y pueden volver a disponer del dinero, pero tan solo recuperaron 900 de los 1000 dólares, porque los otros 100, se los quedó Tuity, en su estomago, porque el chucho pensaría...”Mi travesura, vale una pasta” ¿o no?