Terminada la acuarela, las flores parecía que pedían más y se me ocurrió coger la cámara fotográfica y comencé a plantearme la percepción tan diferente y, a la vez tan rica, que podía extraer de ese pequeño ramo de flores.
La originalidad de planteamientos se refería especialmente a los encuadres con ayuda del macro que facilitaba una gran variedad de composiciones. Era como acercarte a la piel de la flor y esto, naturalmente, no puede hacerlo la pintura.
Como ya era de noche tuve que acudir a la iluminación artificial y jugar con la luz, la sombra y el fondo oscuro para que todo resaltara.
El resultado final es de una gran riqueza por las composiciones, por la textura vegetal, por el color y finalmente por la luz.
Se puede observar la gran variedad de formas y tamaños en las flores.
Y ya por último, aquí vemos ya el jarrón completo que no es muy grande pero que puede servir de maravilla a la hora de hacer algún trabajo.
Y con éstas dos entradas que, como ya he dicho anteriormente, están muy relacionas entre sí como medios de expresión: Pintura y Fotografía, rindo homenaje a este momento que puede ser tan especial y significativo para mí.