He seleccionado un par de relatos cortos extraidos de "El asesino triste" (1994). Dos reflexiones sobre la vida y sobre la muerte. Dos ejemplos de cómo con pocas líneas se puede decir mucho.
La piel de plátano
Resbaló. Pisó una piel de plátano, al parecer. Y, en el vértigo de la caída, se deslizó, de sábado a sábado, sin poderse retener, cumpliendo de pasada con necesidades y obligaciones, incluso con superfluas relaciones enojosas, cordiales o afectivas, que aderezaban su ininterrumpida caída. Juegos, risas y algún llanto, recados, impresos y llamadas telefónicas, lugar para el hastío y el desencanto, fugaces alegrías, mientras caía. Y, por fin, el batacazo. no por esperado menos sorprendente. Y tuvo conciencia, de repente, de ya no ser, sin haber sido. Sólo su nombre, sobre la lápida grabado, dejó constancia para otros de que, habiendo muerto, había nacido.
Pertenencias