Dos siglos después

Publicado el 02 junio 2016 por Rogger

Dos siglos después.
Tú en la puerta,
yo en la mesa,
gastando las luces de mis noches precarias.
Bella, doblemente bella.
De rosa y rojo, blanca y luna.
No sé si real y no sé si actual.
Regresando de los recuerdos
mil años antes de conocerte,
un segundo antes de olvidarte.
Regresando, tácita, culpable,
sin más razón que tus prejuicios,
sin más bandera que tu obsesión.
Por mí
que te regalé el último cielo inmarcesible.
Regresando.
Como una filosa navaja que corta la cordura,
con un futuro cruel que no imagino.
Como un alfiler en la sien,
como un nudo en la aorta.
Así, después de dos siglos entras en mi casa,
un domingo de ramos que terminará con angustia,
con tu fastuosa mirada que aún me quema,
de rosa y rojo, blanca y luna,
despiadada como un alfil
que barre diagonales.
Me quedan las pestañas de aquellos ojos incendio.
Te miro.
Dejas que te ablande la mirada,
dejas que tienda la alfombra de flores opacas.
Blanca y luna, real y no sé si actual,
perpleja ante mi perdón, serena ante mi olvido.
Yo te abrazo, como un viento de verano.
Quiero decirte y no te digo.
No eres la misma deliciosa y solemne.
Tus manos tiemblan.
No asoma tu orgullo.
No eres la misma
(pero me quemas).
Te guardo en el bolsillo y cuelgo el saco,
para no abrigarme con un pasado
saturado de historias,
harto de decepciones y desapego.
Me voy lejos,
para que no llames a mi puerta.
Me voy lejos porque me dueles.
Me voy lejos porque te quiero
(mas no conmigo).
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