Hoy día,
ya nadie cree en los ángeles.
Sin embargo,
hay gente que sí cree en los demonios.
Pero los ángeles existen
y han existido siempre.
¿Que cómo lo sé?
Porque mi padre era uno de ellos.
El problema es que,
cuando los ángeles te dan la espalda,
¿en quién puedes confiar?
Al principio me costó engancharme, la forma de narrar en la que Cat se dirige al lector, me resultaba desconcertante y poco real, pero a medida que avanza la historia, la narración se va solidificando y cada vez es más interesante.
Para empezar, a pesar que la historia es nuevamente sobre ángeles y demonios el modo en que la plantea la autora, me parece de lo más novedosa. Sin soltar spoilers, diré que la protagonista sufre una serie de "acciones" que me descolocaron totalmente. Nos encontramos con viejos conocidos como El libro de Enoc, pero la trama se muestra original e interesante.
La historia gira entorno a Cat y Angelo, que pese al angelical nombre es un demonio. Es una especie de simbolismo, uno representa el bien, otro el mal, pero a la hora de la verdad, nos muestra que en todos los seres hay una dualidad, bien y mal, blanco y negro, yin yan.
"Tengo el pelo color caoba, y lo llevo corto, en una semimelena por debajo de las orejas. Se me rizan las puntas y es un engorro, así que casi siempre llevo una cinta, a modo de diadema, para recogerlo. Y tengo los ojos color avellana. Cuando les da el sol, parecen un poco dorados. Oro viejo decía mi padre"La relación entre Angelo y Cat, a pesar de interesante, peca de ser muy sutil... Un poquito más de ♥ es lo que yo esperaba a cada página. Cat y Angelo se verán envueltos en una espiral de secretos, rivalidades y odios ancestrales, que engancharán al lector hasta la última página.
Lo interesante de la novela es que cuando crees tener atada la trama, la historia da un giro de 180º y descubres que nada es lo que parece.
Otro punto acertado es la edición de la novela, si la portada ya es fantástica, su interior no se queda a la zaga, cada capítulo va introducido por una imagen de un ángel y las páginas van numeradas entre dos alas, unas negras y otras blancas
Pero el acierto de la novela es sin duda el final, sin contar nada, sin apenas palabras, la autora consigue sugerir una historia que nuestra imaginación, ya de por sí activa, desarrollar. Lástima que la novela sea autoconclusiva, me hubiera gustado leer más sobre los personajes.