Lo primero que llama la atención cuando leemos la novela, es que la visión romántica del héroe enamorado que nos muestran las películas no está presente en la obra.Hasta el castillo del conde Drácula, ubicado en los montes Cárpatos,
llega Jonathan Harker para tratar de la compra de una casa en Londres.
El lugar y el aspecto de su anfitrión son inquietantes.
Los extraños y espeluznantes sucesos que le han ocurrido desde su llegada a Transilvania le hacen preguntarse si no estará perdiendo el juicio, pero su repentina enfermedad y,
sobre todo, la muerte de Lucy, confirman sus sospechas acerca del vampirismo del conde.
“-Bienvenido a mi casa. Entre libremente, ¡Váyase sin novedad, y deje un poco de la felicidad que trae! La fuerza de su mano era tan semejante a la que había notado en el cochero, cuyo cara no había visto, que por un momento dudé si no estaba hablando con la misma persona, Para asegurarme, dije en tono interrogativo: -¿El conde Drácula? Hizo una reverencia cortés, al tiempo que respondía: -Soy Drácula; y le doy la bienvenida a mi casa, señor Harker. Entre, el aire de la noche es frío, y necesitará comer y descansar”
De los personajes masculinos hay que destacar al Dr Van Helsing, el antagonista del conde, la única persona que no está bajo su poder con conocimientos para derrotarle.La situación más terrorífica (al menos para mí) es la muerte de Lucy Westenra, contada por ella misma en una nota que le escribe a su amiga Mina.En resumen, Drácula es una lectura más que obligada, es indispensable ya que es el origen del vampiro moderno, de la visión elegante y refinada de éste.