Déjame que te diga que en cada sonrisa nerviosa, tus manos parecían temblar, pero aún así no me soltabas, y entre la ira y la duda me volvías a romper la boca de un beso. Pero me echabas y me sacabas, creyendo que era mejor retroceder. Si te hubieras visto los ojos vidriosos y la expresión de placer en tus labios, ¿Qué locura queríamos cometer?, ¿A caso hubo pecado?. Te voy a decir una cosa más, que sólo yo siento y pienso, cuando dos almas que son libres, chocan y se saludan, pues no habrá dios que les haga entender que su pasión es un delito, o que tocarse es un pecado, y mejor ni hablar del deseo. Esas voces que no son nuestras, siguen su diálogo a la distancia, sobre todo cuando dormimos. Nos susurran, nos provocan, nos miman en sueños eróticos o nos van dando flashes de todo lo que no quisimos ser.
Ok, ahora bajemos y pongamos los pies sobre la tierra, digámoslo, no fuimos un plan perfecto. La histeria nos acabo ganando. Lo entendí tarde y de madrugada, casi cuando todo había empezado. Me di cuenta que la luna ya se iba, el sol se nos aparecía, mientras tu y yo no sabíamos qué hacer con tantas dudas. Divertido sí que lo fue, pero sigo pensando que de tanto nadar en ese mar de dudas, nos podríamos haber ahogado, todavía hoy, cuando todo ya ha pasado.
Se suele decir que de la duda no se vuelve. Si te lanzan una bola, o bateas o la dejas pasar. Si un auto viene de frente y tu conduces, o lo esquivas o te estrellas, pero siempre, siempre, se toma una decisión u otra. ¿Sabes qué?, hemos desafiado a la ciencia, porque este “dubicidio” que hemos cometido, sí que tiene retorno, segundas oportunidades, o quizá más de dos. Por lo pronto, y ya para cerrar, voy a dejar que esos astros que ayer se me rieron en la cara, cuando yo subía y volaba de constelación en constelación, pues pongan las cosas en su lugar y traigan a nosotros nuevas oportunidades. Pero eso sí, esta vez sin dudas, sin “dubicidios”. Que sea lo que tenga que ser, pero sobre todas las cosas, que haya pasión y malas intenciones.
Ahora que estoy terminando, tengo mis serias dudas de si algo de lo que he contado más arriba ha existido realmente. Es lo que tienen los baños de luna en el mar. Te sumerges y te iluminas pero nunca sabes si al sacar la cabeza del agua, estarás en el mismo sitio, a la misma hora y con la misma gente. Yo por mi parte he amanecido despierto, y eso para mi, es un claro signo de desorientación y barbarie. Sobre todo porque inevitablemente, terminé solo y dormido en mi cama.