Poco antes de carnaval las pastelerías romanas empiezan a llenar sus escaparates con montañas de frappe y castagnole, como si no existieran otros dulces en el mundo. Le frappe son muy similares a los pestiños de Cádiz y le castagnole, fritas o al horno, a los buñuelos de pascua. El único detalle exótico a destacar es que no sólo rellenan los buñuelos de crema y chocolate, sino también con ricotta. Aunque personalmente no me enloquece la ricotta en dulces, debo admitir que son un muy buen invento. Las de la fotografía son las primeras que hemos comprado este año, en a la Pasticceria Caretta, sobre la cual os hablaré próximamente y en detalle, ya que se lo merece. Dejando a un lado estos dulces y los niños que ya desde navidades aprovechan la visita familiar de sábado por la tarde a McDonalds o centros comerciales para revolotear libremente, travestidos de personajes de la Marvel o princesillas rosa barbie, maquilladas con demasiada passión, por aquí no se se respiran demasiados aires carnavalescos.
Parece ser que durante los últimos 5 años, el sr alcalde Alemanno y sus secuaces están intentando reanimar las tradiciones, que habían hecho del Carnavale Romano un acontecimiento importante a nivel europeo, del siglo XV al inicio del XIX. Organizaban de todo y más: Carreras de caballos por la Via Lata, actual Via del Corso; comparsas de gigantes, angelitos y jóvenes que los seguían también disfrazados, pero de personajes históricos o mitológicos; espectáculos de teatro o títeres y banquetes populares por la calle… pero francamente y con todos mis respetos, o no, al señor alcalde y dando por supuestísimo que no hace falta que os cante las mil excelencias más evidentes de Roma, ni que os diga que creo que todo el mundo debería visitarla al menos una vez en su vida, etc… Si lo que queréis es un Carnaval como Dios manda, ya sabéis a que a qué otra ciudad de Italia tenéis que iros a gastar los ahorros.
La ragazza col mattarello - Dulces de carnaval: Frappe e castagnole