El camino hacia el Rock
Antes de hablar del concierto del Manchester Free Trade Hall que trastocó la carrera de Dylan sería conveniente detenerse para entender cómo llegó hasta aquí. En muy pocos años, el joven Dylan forjó su posición como uno de los cantautores más importantes de la historia y también como uno de los cabecillas de la recuperación de la música folk que arrasó en Estados Unidos entre los años 40 y 60. Artistas como Joan Baez y Pete Seeger le ayudaron a convertirse en el “profeta”, “la voz de una generación”, términos que él acabó por rechazar al no sentirse en absoluto identificado con ellos.La gira que comienza después del verano fue frenética y conllevaba la preparación de un nuevo disco y un libro de poemas que llevaba posponiendo mucho tiempo. Descubrió que la única manera de mantener ese ritmo era gracias a las anfetaminas y la marihuana. Esto también le ayudó a desarrollar un período creativo muy fértil que se refleja en todas las obras maestras que compuso en aquella época: Visions of Johanna, I Want You, Sad-Eyed Lady Of The Lowlands…
Cuando Dylan se convirtió en Dylan
Toda esa creatividad la pagaría con un aspecto desmejorado y una salud muy frágil. Es el momento donde se crea el mito Bob Dylan y su imagen habitual, la que le persigue desde 1966: abundante pelo rizado, ropa estrambótica, gafas de sol, cigarrillo y lengua viperina. Los periodistas le acribillan con preguntas sobre su repentino cambio de imagen y estilo musical y él responde sarcástico o de mala gana. Por otro lado, los conciertos consisten en puro ruido, pura electricidad. En la primera mitad del concierto, Dylan toca con guitarra acústica y armónica y en la segunda mitad le acompañan The Hawks, un grupo que más tarde se convertiría en The Band.En el Manchester Free Trade Hall la tensión estaba en el aire. Dylan rebosaba energía y sus fans, ira. Entre los asistentes había un inglés que acompañaba a un amigo y que había aceptado ir con la idea de ver al antiguo Dylan. La sorpresa fue mayúscula al encontrarse con lo más parecido a un beatnik tocando una versión eléctrica de un clásico del folk, Baby Let Me Follow You Down, y a un grupo con una energía fuera de lo normal.
Al final del concierto sucedió lo que lo hizo legendario: el inglés se levantó cuando Dylan terminó la penúltima canción y le llamó Judas. Dylan le respondió con un “¡No te creo, eres un mentiroso!” y gritó a The Band que tocaran Like A Rolling Stone “jodidamente fuerte”. Es, ni más ni menos, la versión más explosiva del himno dylaniano por excelencia y también la manera en la que Dylan demostró que estaba más allá de críticas y exigencias. En definitiva, que iba a hacer “lo que le diera la gana”.