Revista Literatura

Edición de Concursos 42º, La metamorfosis de Kafka

Publicado el 03 junio 2024 por David Rubio Sánchez
Edición de Concursos 42º, La metamorfosis de Kafka

¿Alguna vez os habéis despertado sintiendo que no sois vosotros mismos? Es más, ¿os habéis siquiera cuestionado el simple propósito de levantarse cada mañana para desarrollar una y otra vez una rutina globalizada con las consiguientes metas postreras embadurnadas de “las cosas” que hemos de hacer, valer, ganar, crear, organizar, conseguir, conservar, transformar, evaluar o legar? ¿Realmente poseen la importancia que les damos? ¿Qué sentido tiene enfocar nuestra existencia a postergar una huella que después de un siglo ya nadie sabrá que ha existido y aportado algo? Y puestos a pedir, ¿cuál es la finalidad de una nada que nos crea y nos aboca, durante una aletargada vida, hacia la misma nada que nos origina?


CONCURSO DE RELATOS 42ª EDICIÓN, LA METAMORFOSIS DE FRANZ KAFK


«Ordené que trajeran mi caballo del establo. El sirviente no entendió mis órdenes. Así que fui al establo yo mismo, le puse silla a mi caballo y lo monté. A la distancia escuché el sonido de una trompeta y le pregunté al sirviente qué significaba. Él no sabía nada ni escuchó nada. En el portal me detuvo y preguntó:
    —¿Adónde va el patrón?
    —No lo sé —le dije— simplemente fuera de aquí, simplemente fuera de aquí. Fuera de aquí, nada más, es la única manera en que puedo alcanzar mi meta.
    —¿Así que usted conoce su meta? —preguntó.
    —Sí —repliqué— te lo acabo de decir. Fuera de aquí, esa es mi meta.»

La partida, de Franz Kafka
Hola a todos y bienvenidos a una nueva edición de los concursos de El Tintero de oro, la última de esta temporada, y, en esta ocasión, una muy especial por la fecha en la que coincide: La metamorfosis. Y es que hablar de Kafka no solo es hablar de literatura en mayúsculas, es hablar de legado, de filosofía, psicología, política, sociedad… Pero sobre todo, de imaginación.
    ¿Os gusta imaginar? Pues imaginemos.

    Imaginemos que estamos en la Praga de 1883. Imaginemos el seno de una familia de aldeanos checos que monta un negocio familiar que consigue escalar a las altas esferas de la sociedad. Imaginemos que llegas a ser el cuarto hermano que se convierte en el mayor pues sus predecesores mueren antes de que nazcas. Que tu madre, centrándose en el negocio familiar y satisfacer las querencias de su marido, deja las labores de educación a un lado. Que ese lado no es más que un padre de espíritu duro, que fue el que montó ese negocio que hizo escalar a tu familia a las altas esferas, y que este quiere que su hijo crezca según sus expectativas apoyándose en sus propias experiencias. Trata entonces de pensar en la frustración que ese progenitor tuyo, de carácter duro, inapelable y bajo el yugo de la cultura alemana, siente al descubrir que su nuevo primogénito es un chico tímido, pequeño, ansioso, retraído y curioso. Eso es, ahora imagina una decepción paternal que te acompañará en cada acto que hagas. Por supuesto, olvídate de estudiar historia del arte y filología alemana, como te propondrás en 1901, cuando termines tus enseñanzas básicas. Tu padre te obligará a comenzar derecho y germanística en la universidad alemana de Praga. Y siento decirte que todo lo que intentes para revertirlo será en vano. Ya eres el blanco de la su ira. Acontecimientos que sentarán las bases tanto de tu personalidad como de la obra postrera. Incluso esa culpa, esa inferioridad y ansiedad que ya comienzas a sentir y que se te quedará impresa en la piel, ya se puede ver impresa en los primeros escritos que estás realizando de niño. Porque sí, empezarás a escribir a una edad muy temprana.    Sin embargo, no todo serán desdichas, ya que la serendipia se aliará contigo en la universidad al conocer a uno de tus pocos amigos: Max Brod, ese compinche que te animará a publicar tus tres primeras obras, aunque estas no van a tener ningún impacto. En 1906 terminarás los estudios y comenzarás a trabajar en una empresa de seguros, empleo farragoso que dejarás al poco para comenzar en el Instituto del Organismo público de accidentes. Trabajo que te proporcionará cierto desasosiego al verte envuelto en miles de tediosas pilas de informes, documentos y tramas burocráticas, pero que te proporcionará cierto tiempo libre para poder dedicarte a la inquietud que más te apasiona: la literatura, por supuesto mal vista por tu padre. Y puede que sea ahí donde comiencen a beber tus desvaríos contra el organismo público visto en tus grandes obras de El proceso o El castillo, incompletas, pues nunca pensarás en publicarlas; nunca vas a creer que eres lo suficiente bueno para ello. El castigo que llevas por vida es suficiente premio.

    Imaginemos esa vida, con cinco tentativas de matrimonio, hasta el cenit a los 41 años, donde la tuberculosis hace mella en una salud ya de por sí bastante precaria hasta acabar con ella. Es el 3 de junio de 1924, casualmente, justo cien años antes de que tú empezaras a imaginar esa vida.
    Porque sí. Imaginar es fácil, e imaginar la vida de Kafka puede parecer tentativo.
    Lo complicado, casi imposible, es intentarlo.

OBRA

«Cualquiera que conserve la capacidad de ver la belleza no envejecerá nunca.»
A su muerte, Kafka ordenó que quemaran sus obras, pues pensaba que carecían de valor. Es por eso que muchas de sus novelas están incompletas, y también por eso son tan difíciles de descifrar, pues parecen reflexiones hechas para uno mismo; casi una manera de desahogarse, como un medio terapéutico, ya que no pensaba que nadie las leería alguna vez. En ellas, se pueden adivinar sus experiencias, pensamientos o emociones en los protagonistas, muchos de los cuales se llaman K.
    Afortunadamente, su amigo Max Brod, al que le encomendó la tarea de destruir su obra cuando muriera, no lo hizo. En su lugar la publicó y con ello despertó el interés y el elogio de los expertos de la época, convirtiendo a Kafka en una de las personas más influyentes dentro del ámbito de la literatura y considerado como una de las figuras clave en la literatura moderna.

Estilo.

«La verdad es indivisible, es decir, no puede reconocerse a sí misma; quien diga reconocerla, debe de ser mentira.»
Con una técnica literaria anclada al expresionismo y al surrealismo, su legado literario refleja las preocupaciones del hombre contemporáneo. La soledad, la frustración o la alienación son solo algunos de los temas que recorren sus historias. Escribió tres novelas (El proceso (1925), El castillo (1926) y América (1927)), una novela corta, La metamorfosis (1915), y cierto número de parábolas y relatos breves.
    Su surrealismo fue tan específico y popular que se adjudicó el adjetivo de kafkiano a todo lo que se le pareciera. Además, aportó un nuevo estilo narrativo: El relato simbólico.

    Las historias se rigen por unas reglas tan caóticas y paradójicas que impiden al protagonista alcanzar la esencia de las cosas. Estas demandan la búsqueda de una realidad más expresiva en aras de superar las barreras del tiempo y del espacio. La soledad, angustia, alienación, impotencia ante fuerzas desconocidas que conducen su ilógico y laberíntico destino, el cual está plagado de unos vacíos que es el lector el que debe rellenar; no hay enseñanza, ni moraleja, solo una absurda existencia que se endurece mientras va avanzando la historia.

    Muchos expertos lo asocian a la filosofía del absurdo de Albert Camus, donde los esfuerzos por el hombre para encontrar el sino del universo son un fracaso en sí, ya que no existe una definición capaz de explicarlo todo. Es decir, que el absurdo surge cuando la racionalidad del individuo choca con la irracionalidad que de este mundo emana.

    Los protagonistas de sus historias siguen adelante por seguir adelante. Aceptan lo absurdo que les rodea. No lo entienden, pero continúan. No lo comparten, pero lo aceptan. No lo soportan, pero lo asimilan. Y no por mostrar una fortaleza por encima de todo o el porqué en base a un sufrimiento; no hay un fin como singularidad absurda: hago esto para cumplir mi objetivo que no es otra cosa que cumplirlo.    Como por ejemplo, tenemos el patrón del cuento que encabeza la entrada, pero hay tantos como relatos tiene. En ellos vemos a gente que ayuna no por voluntad, sino porque no le gusta la comida que se le pone delante. U otra con cometidos imposibles a sabiendas de ello, pero que siguen intentándolo. O personajes con empleos sin sentido, pero continúan realizándolos. Y todo envuelto en actos monótonos, repetitivos, inútiles que se ejecutan por costumbre, necesidad e inercia más que por entusiasmo o coherencia. La tónica de seguir por seguir, pero envuelto en unos eventos trágicos que se presentan de forma irracional, legando la vulnerabilidad humana frente a eventos que no se pueden solucionar.

    Y si hay una novela con el que este proceso llego a la cumbre es justo la que homenajeamos.

La metamorfosis.

Edición de Concursos 42º, La metamorfosis de Kafka

«Cuando Gregorio Samsa despertó aquella mañana, luego de un sueño agitado, se encontró en su cama convertido en un insecto monstruoso».

Así empieza La metamorfosis, novela corta donde Kafka condensó la totalidad de su estilo.

    En ella, Gregorio Samsa, un joven muchacho trabajador que tiene como tarea mantener a su familia, se ve ante la imposibilidad de continuar su cometido, pues un día se despierta convertido en un enorme insecto. Sus familiares sufren un cambio de vida, pues ya no pueden esperar que Gregorio trabaje, comienzan a gastar los ahorros, trabajar e incluso alquilar las habitaciones de su vivienda. En contrapartida, empiezan a maltratar a Gregorio hasta echarlo y matarlo, pues como insecto, es una molestia, una carga.
    La estabilidad mental del sujeto va en diminuendo hasta llegar a unos niveles de humillación inimaginables. Gregorio llega a una indefensión absoluta y ausencia de sentido vital, por la irrelevancia de sus actos y la marginación.
    Puntos de vista o visiones hay muchas. La que me pareció la más difundida es la que se asocia a la impotencia que surge al enfrentarnos a la sociedad y sus injusticias hasta llegar a pensar que más vale que nos aplasten como un insecto.
    Sin embargo, solo es una de las múltiples que he encontrado. Una que me pareció muy pintoresca fue la que ponía al propio Gregorio Samsa como villano, ejemplificando al protagonista con una entidad pública puesto ahí para cuidar de una sociedad (su familia). La entidad pública (Gregorio) se ve corrompida, consecuencia que provoca que su familia (la sociedad) tenga que gastar sus ahorros, privar su libertad, para obtener un trabajo, y empeñar parte de sus pertenencias al tener que compartir su casa con extraños. Es decir, lo que en un principio servía como sustento se convierte en carga, pero está tan arraigada a la sociedad que no se puede hacer nada para solucionarlo. Bueno, una cosa sí: aplastarla.
    Como veis, son múltiples y variopintas las visiones que pueden salir de sus historias, aunque los mejores son los que despiertan en cada uno de nosotros al leerla. ¿No?
    Y para saber más sobre el libro y el autor, no dejéis de ver el vídeo que Ainhoa García y Guille Blanc han publicado en su canal de YouTube Todo lo que tiene nombre existe.

    Si queréis, podéis compartir la experiencia en los comentarios, pero antes:

CONCURSO 42 ed, LA METAMORFOSIS

  • Escribir un relato donde el protagonista despierte a un mundo o realidad que contenga un aspecto que no acabe de entender.
  • Género: Libre
  • Extensión: máximo 900 palabras.
  • Plazo: del 3 a 18 de Junio de 2024.
  • Participación: abierta a todo el mundo. Eso sí, debéis contar con un blog donde publicarlo y añadir el enlace en los comentarios de esta entrada. Los únicos que no pueden participar en esta edición son los tres ganadores del pasado concurso (pero sí pueden participar en la modalidad fuera de concurso o en otras participaciones).
  • Votación: los autores participantes deberán votar siete relatos otorgando siete puntos al que más os guste; seis, al segundo; y así sucesivamente. Se enviarán por correo electrónico a [email protected] del 19 al 27 de Junio. No enviar los votos supondrá la descalificación del relato.
  • Premios: el 30 de junio se celebrará la Gala de Premios anunciando los ganadores. Los tres primeros relatos recibirán un diploma digital acreditativo del mismo.

Edición de Concursos 42º, La metamorfosis de Kafka

Si quieres, acompaña el relato con esta imagen


    RELATOS PARTICIPANTES EN LA MODALIDAD DE CONCURSO

 (del 3 al 18 de junio)

1...

RELATOS FUERA DE CONCURSO

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OTRAS PARTICIPACIONES


1...
Y con esto me despido no sin antes recordaros que: 
«A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar.»

¡Saludos, Tinteros! 



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