Educación ¿en huelga?

El pasado jueves salieron a la calle miles de personas, en casi todas las grandes ciudades españolas, según afirman las entidades convocantes, para protestar por los recortes en Educación y en contra de la nueva Ley (LOMCE) que planea aprobar en breve el Gobierno. En la puesta en escena no faltó casi nadie, asociaciones de padres y madres, alumnos y alumnas, profesores y profesoras, maestros y maestras, sindicatos y simpatizantes de una larga trupe que volvió a tomar la calle para "defender una escuela pública de todos/as para todos/as", tratando de dejar bien claro que la Educación está en huelga y que la sociedad no está dispuesta a retroceder y perder derechos que tanto han costado conquistar.

¡No nos engañemos, ni nos dejemos engañar!. La Educación, a la que creen referirse todas estas personas, es poco más que un negocio, una gran empresa que soporta cientos de miles de empleos y de intereses, que lleva en huelga en este país más de 25 años; mirando hacia otro lado, prostituyéndose en forma de enseñanza adoctrinada que no educa sino instruye, que no forma a personas sino que rellena mentes con información inutil, que ha conformado a generaciones enteras sin valores ni actitudes, que permite que los talentos se entierren entre montañas de libros de textos, que se ha convertido en un sistema natural en manos de quienes la ejercen tratando de sobrevivir y de imponerse a los cambios vertiginosos de una sociedad moderna, que vive a espaldas de las necesidades de las personas y que no busca la construcción de ciudadanos/as libres y cultos sino fabricar marionetas, sin espíritu crítico, que se sometan con facilidad a los grupos mediáticos y de poder. Si no fuese porque la Educación lleva mucho tiempo en huelga no se explicaría el desafecto que genera la escolarización en nuestra sociedad, que de no ser obligatoria alcanzaría cotas de abandono por encima del 50% entre los/as adolescentes (algo que desgraciadamente está a punto de alcanzarse en Andalucía), no se entendería que los estudios se hayan devaluado hasta el extremo de que hoy apenas sirvan para tener cierta 'culturilla general' sin proveer ni un mínimo estatus social ni valores con los que se precien las nuevas generaciones y no se concibiría que tengamos la deshonrosa cifra de más de 6 millones de personas en edad de trabajar en desempleo. ¿Cómo puede entenderse si no que España lleve lustros a la cola de Europa y de la OCDE en Educación, que estemos engullidos en una espiral de empobrecimiento y pérdida de conocimiento porque las personas con talento se ven obligados/as a emigrar, que se defiendan en la calle pérdidas adquisitivas y recortes económicos (eso sí, con el rancio telón de fondo de los derechos y del estado del bienestar) y no se denuncie la inutilidad de un sistema educativo anacrónico, obsoleto y hecho a medida de quienes lo perpetúan y que nos está llevando a la ruina?. 

A mí no me engañan, la Educación en España no está en huelga, ni está en peligro sólo porque está siendo 'recortada', simplemente está en extinción desde hace décadas, cuando empezó a desatender a su fin social y se convirtió en un gran circo de intereses económicos y políticos, cuando hizo de los/as alumnos/as y sus familias un público cautivo, cuando se sometió al tira y afloja de las malentendidas nacionalidades y se disgregó entre los cánticos celtas y las hazañas de Guifredo el Velloso. Hoy la Educación no está en huelga, está prejubilada.