Alaska, 29 de diciembre de 2010,
- rluceno @SeraSanchez Trabajo tenemos los ES para que el 2.0 tenga una función más allá de lo lúdico, ¿no crees?- serasanchez @rluceno Pues sí. Media vida hablando de trabajo en red y ahora que tenemos la mejor red de la historia nos cuesta horrores aprovecharla.
Esta era la conversación, a 140 caracteres máximo, que tenía ayer en twitter con mi amigo Lucce. Lucce acertaba. Los educadores sociales asistimos, un tanto noqueados, al puñetazo 2.0, sin saber muy bien qué hacer. He estado leyendo los documentos profesionalizadores publicados por ASEDES en eduso.net. Son documentos importantes y necesarios. Se puede leer en ellos que la educación social posibilita "La incorporación del sujeto de la educación a la diversidad de las redes sociales, entendida como el desarrollo de la sociabilidad y la circulación social". Es una definición correcta. Pero tiene un problema: está escrita antes de facebook. Cuando los educadores escribíamos cosas como esa pensábamos en el tejido asociativo de las ciudades y barrios donde trabajábamos: asociaciones, centros cívicos, lclubs deportivos, etc. No había otra cosa. Ese objetivo tiene todavía plena vigencia, por supuesto, pero hay que sumarle otra realidad. Hoy muchos de nuestros usuarios ya están en una red social, mucho más global, desde la que se relacionan con gente de todas partes, quedan con ellos, comparten fotos, vídeos, o música, rompiendo las fronteras físicas del lugar donde viven. Ya están incorporados en una red que transforma el acceso al patrimonio cultural. Una red que incluso obliga a replantear conceptos como el de analfabetismo funcional, tan en boga hace unos años. Porque la web 2.0 ha hecho de la facilidad para participar en ella una de sus virtudes. Hacemos las entrevistas con parámetros antiguos y, por ejemplo, todavía valoramos la participación en una población en función de la participación en las asociaciones del barrio. O pensamos que la señora X, que apenas sale de su casa y está todo el día en el ordenador, está necesariamente aislada.
A pesar de nosotros, cada vez más son ellos, los ciudadanos, los que traen la web 2.0 a nuestro despacho: los padres, los hijos, las familias, están en facebook, en messenger, en tuenti, en twitter. Participan en redes sociales. Quizás algunos lo hagan de una forma acrítica, quizás para otros sea una forma peligrosa de relacionarse. Quizás. Pero eso no habrá forma de saberlo si no valoramos con parámetros actuales conceptos como el de integración o comunicación. Todavía no tenemos las preguntas ni las respuestas adecuadas, porque nos falta un discurso (o muchos) sobre la cuestión.
En estos días he asistido a debates muy interesantes en Internet sobre dos temas de actualidad: la llamada Ley Sinde y Wikileaks. Simplificando muchísimo (aunque la prensa, que no debería, también ha tendido a simplificar un debate que es muy complejo) había una especie de dos frentes: el del Estado intentando regular algo que tiene mucho poder y que se le escapa de las manos, y el de los llamados internautas que reclaman un espacio 2.0 libre de injerencias. Hay un término medio. Porque si bien es cierto que la web 2.0 irrumpe con una fuerza que parece incontrolable, avasalladora, también lo es que no se trata de una máquina. 2.0 no es Hal. La web 2.0 es humana, la construyen personas. No funciona al margen de nosotros. Hasta que no se diga lo contrario, somos los seres humanos y no los algoritmos los que decidimos qué es y qué va a ser en el futuro la 2.0 o como se le llame para entonces. La educación social tiene mucho que decir en esa construcción. Espero que, como ya le ha pasado históricamente en otros asuntos de relevancia para la sociedad, no se quede callada.Feliz 2.011.http://factorialossanchez.blogspot.com