Amo el chocolate. Como mi ginecóloga indicó moderación con la sal y el azúcar, en los últimos meses no he comido todo el chocolate que habría comido, de no estar embarazada.
Ya había notado que una barrita pone activa a la bebé. Sin embargo, ahora que sus movimientos son mucho más perceptibles, puedo notar la magnitud del "efecto chocolate". Gran magnitud.
En realidad, a veces se mueve con gran energía sin que yo haya comido nada azucarado. Pero sabiendo que acabo de compartirle mi ración del día de chocolate, sus movimientos enérgicos me generan un poquito de algo parecido a la culpa. Pienso que la estoy drogando, y me detengo. [Siempre he temido que un día hagan ilegal el chocolate.]
De inmediato descarto la posibilidad de que sufra daño; pero sí atiendo las advertencias de que un feto excitado tiene mayor probabilidad de ser un bebé inquieto. Es lo que me han dicho...
Silvia Parque