Estaba aquí frente a la computadora, quejándome del Internet, luego de haberme quejado, a lo largo del día, al menos con otras seis personas. ¡Y zaz! Tuve conexión. Cada página se abrió con rapidez.
Ya me había pasado antes. Ya no dudo de que la queja funciona. Ahora tengo que descubrir los detalles para poder reproducir el fenómeno: tal vez tengo que quejarme de algún modo específico; tal vez hay una cantidad determinada de personas que debe oír la queja.
Lamentablemente, seguí hablando: "Abre todas las páginas. Está rápido. Funciona muy bien". Llegué a la Bitácora de Macondo, escribí un comentario y se acabó la gracia. Se me avisó que no se habían enviado datos. ¡Vaya, que mi Internet y La carabina de Ambrosio!
Si esto funciona como queja, espero seguir navegando otro rato.
Silvia Parque