El pasado domingo, 6 de febrero, fui ayudante del fotógrafo Calixto García en una sesión de fotos que realizó a Mikel Echegaray, segundo en la copa del mundo de Street Luge de Peyragudes 2009. Nos desplazamos hasta el fuerte de La Galea, en la localidad de Getxo, que esta en ruinas y comenzamos a trabajar sobre las
Yo acudí con la intención de aprender como trabajaba un fotógrafo prácticamente profesional, intentar adquirir nuevos conocimientos, ver cómo guiaba al modelo en cada toma, informarme de las herramientas que utilizaba… en definitiva, vivir una experiencia. Y la viví.
Quedé enormemente sorprendido de todos los accesorios que desplazaba: reflectores de distintos colores y diversos tamaños; numerosos trípodes destinados a los focos; un generador para transmitir la energía a los mencionados focos; una ventana o caja de luz; diferentes tipos de flashes… en fin, un montón de aparatos que quedan muy lejos de mi alcance económico actual.
El hecho de llevar y desplazar tantos aparatos significa que el ritmo a la hora de tomar fotografías sea lento, ya que se quiere controlar todo. Cada detalle de las imágenes tiene que estar medido, cada ápice de luz estudiado y cada matiz corregido. Esto supuso que cuando acabamos la sesión, es decir, en el momento en el que el sol comenzaba a esconderse llevábamos hechas cuatro fotos.
Mi función era la de colocar los focos o reflectores en los sitios deseados por Calixto. También bajaba la intensidad de la luz cada vez que se me solicitase o media la intensidad con el fotómetro. Es decir, cumplía una función que servía al fotógrafo para estar más centrado en la toma y a cada detalle que quería corregir acudía yo para intentar solucionarlo.
Mi valoración al respecto de realizar sesiones fotográficas de este modo es que no es mi mundo. No sirvo para estar preparando la escena durante media hora. Soy un fotógrafo más libre. Prefiero adaptarme a las circunstancias del entorno en el que me encuentro y explotarlas al máximo para que cumplan el nivel de mis expectativas antes que manipularlo a mi antojo. No es que rechace este tipo de fotografía, es más tiene su encanto, pero en estos momentos mi espíritu fotográfico no se mueve por esos terrenos.