Revista Diario
Ya están. Han vuelto a instalarse en mi barriga, no sé si se mueven o sólo son una presencia angustiante. Les suele gustar la caída de la tarde para hacerse notar. No duele pero es una invasión en toda regla. Una intromisión, un abuso, un allanamiento de morada. Un despropósito que fusila mi tranquilidad. Como están en mi interior más profundo no puedo verlos. Desconozco que apariencia tienen. Ignoro su pelaje, qué tipo, forma o colores gastan; su aspecto es una gran incógnita. Deben ser diminutos y sospecho que entre sus encomiendas o mandatos están el mandar a mi cerebro inquietud a la vez que un tintineante mensaje. Éste se resume en: ¿Vas a escribir o no vas a escribir? Y así ese ejército invisible vive en mi y despierta y trabaja a su antojo.