Como he pasado por periodos sin energía, me he ocupado de distinguir qué es lo que consigue animarme. El agua destaca, y no me cuesta nada ser del club "amigos del agua", como sí me cuesta, por ejemplo, hacer ejercicio.
Era especial aquella agua de los recipientes de barro, que dejaron de usarse porque dijeron que eran cancerígenos: ese sabor a tierra y esa sensación fresca, producían un efecto realmente energético. Pero el agua común hace lo suyo.
Y no solamente es el agua como bebida. Un baño a la mitad del día, recarga las pilas. Como si limpiar la piel, sacudiera el cansancio y despejara la mente.
Silvia Parque