No obstante, en este blog no se intenta menoscabar a ninguna civilización del culto chabacano, sino mezclar lo que a la economía concierne con lo que a la moda se refiere, y prometo que seré fiel a un principio de la inercia del diseño: "Todo cambio parece terrible al principio", con ello quiero decir que intentaré ser benévola en mis reflexiones (Sorry, I can´t).
El presidente del Comité Olímpico Español ha declarado que la gente debe centrarse en el deporte en sí mismo: "en lo que realmente importa: los Juegos y la participación de los deportistas", no el modo en que éstos estén vestidos (otra discusión podría ser con que ánimo van a competir nuestros atletas conociendo del horror en que van envueltos) y además, ha hecho hincapié en la gratuidad del uniforme, puesto que la empresa creadora con intenciones de invertir en Europa, no ha cobrado por sus servicios y esto ha supuesto por cada deportista un ahorro de 1.700 euros apróximadamente (1,7 millones de € en total). Entiendo con estas declaraciones que la esencia que impregna una olimpiada debe estar al margen de dimes y diretes, estoy de acuerdo, a mí lo que me interesa es la gratuidad de la que habla. ¿En serio le hubiera costado al Estado 1.700 euros? Los precios de venta al público de las prendas oscilan entre los 38 y los 160 euros, esto es en Londres, y haciendo un repaso por los elementos que componen el atuendo subversivo, las cuentas me salen en torno a los 1.400 euros. ¿Es el COE un cliente igual que un ciudadano de a pie? ¿O por el contrario puede beneficiarse de una discriminación de precios? (esto último significa que le hagan un pedazo de descuento por volumen de compra o por ser quien es simplemente)
Si comprásemos esa ropa deportiva a esos precios, ¿nos daría por montar un botellón de whisky de malta 18 años?
La otra cuestión que se enmarca en esta controvertida historia es, si el proyecto tendría que haber sido llevado a cabo por un diseñador español. Como economista, no estoy de acuerdo en que sea una firma española la que diseñe las prendas, creo que debe ser la que mejor y más barato lo haga, es lo más eficiente. Sin embargo, por cuestiones patrióticas y deseo de la mayoría, estoy dispuesta a aceptar esta proposición.
Gracias a mi amiga I.J.G. por inspirarme para este post.