La pregunta del millón: ¿Cochabamba es un personaje o un lugar?
Anoche se conocía el dato de que la ejecución presupuestaria del municipio apenas bordeaba el 43 %,prácticamente a un mes de finalizar la actual gestión. Decía el especialista entrevistado en un programa de opinión que, si se le restaba las partidas asignadas a sueldos y salarios -que son muy cuantiosas y su pago muy eficiente, por cierto-, la ejecución física y real de lo presupuestado apenas sobrepasaría el 20 %. Lo lamentable del asunto era que había mucha plata disponible para gastarla y gastarla bien. Sin embargo, en estos cinco años de gestión de la actual administración, los recursos se revirtieron al TGN por falta de uso: por lo menos 350 millones de dólares que hubieran servido para construir 10 hospitales Viedma (el más grande y de referencia en la ciudad), o para 100 escuelas totalmente equipadas, o para cambiar todo el sistema de alcantarillado de la urbe que tiene una antigüedad de más cuarenta años, en fin para un cúmulo de obras de verdadero calado social.
No, el alcalde no se llama Rojas Mejía
Entretanto, la ciudad yace a su suerte con evidente descuido y abandono, con la basura adornando el paisaje cotidianamente. Hace una semana, visitaba a una familiar internada en una clínica céntrica y veía con azoro cómo a media cuadra rebosaban los contenedores con desperdicios acumulados de varios días, en plena vereda de una plazoleta con los plásticos y otros restos desperdigados por doquier que hacían imposible siquiera sentarse en los bancos, y con el hedor pululando en el ambiente que invitaba a la náusea permanente. Y qué dirían los franceses de la Alianza Francesa que tenían su sede ahí mismo, enfrente. Qué lejanos parecen ya aquellos tiempos cuando Cochabamba era considerada un modelo para el resto del país en lo que a políticas municipales se refiere. Hoy no somos ni la quinta rueda del carro. De la desastrosa y esquelética administración del alcalde “Chaly” hemos derivado a la rolliza y festivalera gestión del alcalde “Cholango”. Los parques y plazas convertidos en comederos masivos, a toda mandíbula, cada fin de semana. Con la chicha y chicharrón encabezando la procesión.Si empezara por Cumplir con la refacción decorosa de una fachada municipal (detalle del techo)
Nunca habíamos tenido un alcalde con el folclore en las venas, cuya fama de guitarrista zurdo de Los Kjarkas le había permitido saltar de las tablas del espectáculo a las de la política, creyéndose que con organizar conciertos con artistas septuagenarios como Dyango le estaba haciendo un enorme favor a la ciudadanía. Ya de por sí fácilmente reconocible por cualquier transeúnte, no escamita esfuerzos ni recursos para seguir desbordando su inmensa figura en cualquier cartel o pancarta que lleve el sello de la alcaldía. Pierde más tiempo en acicalarse para la foto que en preocuparse sobre las necesidades de los llajatmasis. He visto cómo su estación policial “Mega EPI del Norte” ya tenía goteras a dos semanas de la inauguración y ni siquiera había llovido gran cosa. Ahora mismo esas instalaciones están “mega-vacías” por falta de equipamiento. En fin, que da pereza seguir hablando sobre nuestro alcalde, prefiero abandonarme a las imágenes (las que he visto en mis caminatas por el centro de la ciudad) donde parece que sólo él y su saludable figura encarnan lo más granado de estos valles. Por si fuera poco y si alguien no se convence, hasta se permite publicar su semblanza oficial, cuyos inspirados plumazos lo retratan fielmente. Ah, eso de “haber crecido entretejido al paisaje urbano y a la campiña de cielo"...Si usted es capaz de leer la letra chica del "programa de actividades", me avisa