El alcalde que odiaba a las mujeres...y a los gays...y a los rojos...y a los compañeros de partido...y a los que le llevan la contraria...y a todos los demás

El alcalde de Valladolid es precedido por su fama. Dada la facilidad que tiene para arremeter verbalmente contra todo lo que esté fuera de su reducido mundo, los periodistas le aguardan al acecho; del mismo modo que los delanteros se ponían detrás de Zubizarreta esperando que se le escapara el balón de las manos. Era cuestión de tiempo que el protagonista la pifiara.
Parece que hizo un gran favor a las vallisoletanas cuando dejó de ejercer como ginecólogo y decidió dedicarse a la política para regalarnos su encanto personal a hombres y mujeres por igual. Yo al menos estoy muy agradecido de que alguien que desprecia obstentosamente a las mujeres no tenga que ser el responsable de la salud de ninguna de ellas.
Hasta que los escándalos urbanísticos coparon las noticias, el hecho de ser alcalde podría suponer una fama meritoria, como El Alcalde de Zalamea, o Carlos III que llegó a ser considerado el mejor alcalde de Madrid. Pero con personajes como el alcalde de Valladolid, un importante cargo público, terminará siendo el recurso fácil de chanzas y chascarrillos. ¿Cómo harías hablar a un mudo? Siéntale al lado de alcalde de Valladolid, es cuestión de tiempo...
La lista de declaraciones que le retratran como un rancio reaccionario es larga y de ella se han hecho eco numerosos medios, pero más que su extensión lo que me preocupa son dos cosas: 

• Por un lado que haya del orden de 80.000 de los 318.000 habitantes de Valladolid que le han votado y que todavía no le han pedido que tenga la dignidad, si es posible tenerla a estas alturas, de dimitir. Su  silencio da por buena sus palabras una y otra vez.

• Por otro lado me parece intolerable soberbia que despide para pedir disculpas ofendiendo nuevamente. Para de este modo seguir mirando por encima del hombro a la destinataria de sus flatulencias mentales.

Estoy convencido de que alguno de sus asesores le habrá recomendado disculparse, aunque sea haciendo un alarde de hipocresía. De hecho no me extrañaría que en un exagerando la osadía algún día fuera a Sálvame para ser entrevistado e intentar lavar su imagen pública. Pero sería un disparate digno de una comedia de Berlanga, porque tras aguantar un minuto doce segundos de entrevista huiría despavorido, levantando los brazos, con los ojos en blanco y vomitando "¡Maricón! ¡Rojo! ¡Puta! ¡Ateo!"
Iba a hacer una listado más o menos feliz de las intervenciones de este reaccionario edil, pero es tan evidente que se me han adelantado muchos. Aún así esbozo unas pocas.
Lo mismo llama hijo de puta a un chaval que le increpa, que iguala al juez Garzón con una banda terrorista o  falta el respeto a su compañero de partido Manuel Fraga.
Cuando muchos revisan su relación con la muerte de toros en fiestas él da un paso atrás y propone a Valladolid como ciudad taurina.
Se ganó a todo el colectivo gay cuando dijo que se negaría a cumplir con la obligación de casar a personas del mismo sexo.
Reparte para todas partes, también con las provincias vecinas. En este caso contra León. 
Y con los pueblos colindantes, obstaculizando el desarrollo de los mismos porque el negocio no estaba en su terreno municipal . Ikea  e HiperCor 
También demuestra su misoginia contra la ministra de defensa o contra la adversaria a la alcaldía de las últimas elecciones.
Fanfarroneando despóticamente contra sus propios convecinos
Cuando en 1996 al asumir por primera vez la alcaldía dijo que iba a quitar las diez pés: pulgas, putas, piojos...Desconozco si las siguiente siete fueron paletos, payasos, pobres, proletarios, panolis, pijos y peperos... En cualquier caso no hacerlo es de lo poco bueno que ha conseguido en década y media de alcaldía.
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