"El almendro en flor" Aún vivo en la mañana de memoria ya lejana cuando, fresca y lozana, hasta mí llegó tu voz. Y un claro almendro en flor fue testigo de mi amor. Yo fui ciego hasta ese día, pues mis ojos no sabían que, en la noche oscurecida, brillaría tal albor. Y un sabio almendro en flor fue testigo de mi amor. En tus ojos color miel navegó tierno bajel, con los sueños bajo piel de tu tímido amador. Y un dormido almendro en flor fue testigo de mi amor. Una noche de verano tomé yo tu dulce mano y mi boca en gesto vano la besó con tierno ardor. Y un secreto almendro en flor fue testigo de mi amor. Hoy no estás y pienso en ti, hoy te añoro ya sin fin y en mi triste porvenir miro yo con gran temor. Y un doliente almendro en flor es testigo de mi amor. En el tiempo fui viajero, de locuras pasajero, ay, qué largo este enero, ay, qué enero de dolor. Sufres tú almendro en flor, sufres tú también de amor? Vive siempre inalcanzable cual estrella memorable, mas regálame, si cabe, un instante de calor. Dime tú almendro en flor: ¿por qué duele tanto amor? Un instante en esta vida para un alma perdida, un adiós de despedida, te lo pido por favor. ¿No eres tú, almendro en flor, tan cautivo de su amor? Y si alguna vez a mí tu recuerdo ha de acudir, piensa siempre que perdí yo contigo lo mejor. Y a tu sombra, almendro en flor, yazgo ya, muerto de amor… |