El amor es una gran mierda cubierta de purpulina, y ésta nos causa la famosa ceguera del enamoramiento ("el amor es ciego"). Por lo que, cuando nos enamoramos de una persona, no podemos ver su verdadero yo, sólo vemos lo que queremos ver. No conocemos realmente a la persona de la que nos enamoramos hasta que no nos rompe el corazón en mil pedazos. Y ahí nos damos cuenta, en ese momento en el que la ceguera comienza a remitir. Y con un suave soplo, la purpulina desaparece.