8 El que noama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
9 En esto se mostró el amor de Dios paracon nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamospor él.
10 En estoconsiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nosamó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Una de las mayores luchas que enfrentan algunas personas, esel sentimiento de no poder ser amadas por Cristo. Pero la Biblia nos diceclaramente que sí lo son. Lejos de decirlo simplemente con palabras, Diostambién nos ha dado muchas pruebas de que es así. La creación misma es unaexpresión de su amoroso cuidado por nosotros. Él creó esta Tierra como lahabitación perfecta para la humanidad, y nos provee las cosas que necesitamospara vivir. Pero la más alta expresión de su amor se manifiesta en su provisiónpara nuestras necesidades eternas. Envió a su Hijo para redimirnos del pecado,poder ser perdonados y reconciliados con Dios, y para luego vivir con Él parasiempre en el cielo.
¿Por qué, entonces, con todas estas evidencias, seguimosdudando de su amor? Tal vez sea porque estamos viendo al amor desde nuestraperspectiva limitada: puesto que nosotros no podemos amar a otrosincondicionalmente, dudamos de que el Señor pueda hacerlo. Después de todo, elrazonamiento humano considera lógico ser amorosos con quienes están a la alturade nuestras normas, y distantes de quienes no.
O quizás simplemente nos sentimos indignos del amor de Dios.Bueno, le tengo una noticia: nadie es digno. El amor de Dios no se basa en silo merecemos o no. Su amor es una demostración del compromiso que Él tiene debendecirnos al máximo.
El amor divino no está condicionado por nuestro desempeño,sino por la naturaleza de Dios. Es como la marea del mar. Usted puede estar enla orilla y decir: "No creo en las olas", pero eso no les impedirátocarle. Asimismo, nada de lo que usted haga o sienta evitará que sea amado porDios.
Fuentes: En Contacto.