El amor, según se mire…

Y llegó Febrero…

Febrero es el mes del Amor y del Carnaval, algo que en ciertos casos va más unido que en otros, según observamos durante nuestro paseo por la vida. Y es que dependiendo de cómo vaya tu Feria/Carnaval particular y tus asuntos con la pareja, así se entenderá por cada uno de nosotros este mes de Valentines y Disfrazados. De Poema y de Antifaz.

Ayer se escribía esto en mi muro de Facebook, y se hacía por sí solo: Nada cargaba tanto la batería de su ánimo, como un “te quiero” pronunciado por él. Su compañía, incluso en la distancia, teñía de azul vacaciones cualquier día de la semana. No había duda: media vida después, ella seguía inesperadamente enamorada… Podría decirse que es el resumen de mi sentir actual, en esta semana en la que me encuentro sola por cuestiones de trabajo conyugal.

Cada cual se explica y mira el amor -o lo que cree amor- a su particular manera: hay quien siente que no recibe el suficiente y así lo deja claro con cada expresión o gesto… hay quien lo obtiene por más de una vía, y también lo luce de forma clara y definida… y hay quien está satisfecho con la dosis merecida y piensa que es -simplemente-  afortunado en la vida.

El libro basado en los entresijos del amor adulto no ha hecho más que comenzar a ser leído, y ya ha habido quien ha encontrado algún cuento demasiado moralista y quien ha opinado  todo lo contrario… Y esto no es más que un reflejo de lo que cada cual desea encontrar en su lectura. Habrá quien espere identificarse con la mujer que se arriesga a jugar la aventura de la vanidad, y habrá quien busque mirarse en el esposo sacrificado que antepone la vida de su mujer. Quien disfrute con la venganza de la que ha sido traicionada, y quien se sienta desesperar por la irreversibilidad de su destino. En cincuenta versiones de La Flor, difícil será no ajustarse a la talla de algún cuento.

Para mí el amor se mira en la confianza. La transparencia. La necesidad del otro sin la merma de los años. Las ganas sinceras de continuar. El desvivirse por Su felicidad. La anteposición mutua y recíproca. Las risas y la diversión en común. La generosidad sin intereses. La fidelidad sin dudas o esfuerzo. La complicidad de una mirada que  se explica sola. La lealtad a prueba de lisonja.

Para mí el amor se refleja sin disfraz, antifaz o velo por más tiempo de Carnaval generalizado que vivamos. Ésa es la definición que yo puedo compartir de manera personal; pero en La Flor contada existen otras muchas acepciones del mismo sentimiento, según los medianos ojos conque se mire… que en un mundo de comparsa todo es permitido, y nunca se sabe qué imagen buscaremos en ese tiempo futuro que ahora se nos escapa.

Y para ti… ¿cómo se mira el amor?