El cariño, al igual que el amor, ni se vende ni se juzga.
Para una vez que salgo de la casita verde y no encuentro a ningún indolente.
La última máxima de los siniestros:
Mientras me puedas ofrecer algo manifestaré mi cariño. Cuando no aportes nada ni te miro.
¡Putos siniestros!