Lo que voy a contar se muy sencillo, pero antes me gustaría que hicieras el pequeño esfuerzo de pensar un poco cómo era la vida hasta que la revolución industrial comenzó a alejarnos de la vida rural.
La vida rural estaba regida por los ciclos agrícolas y ganaderos. La vida estaba organizada en función de las faenas del campo que no se hacía por capricho, gusto o para pillar una subvención, si no porque si no lo hacías bien literalmente te morías, por hambre o por alguna enfermedad provocada por la debilidad derivada de comer deficientemente. Y aún haciendo las labores bien y en su momento, podía aparecer una plaga que diera al traste con todo el esfuerzo de un año, como el escarabajo de la patata que mató a millones de irlandeses y provocó que otros muchos emigraran a Estados Unidos o a Galicia por ejemplo.
Otro pequeño esfuerzo más y ya lo junto todo.
Los celtas hace miles de años que ya celebraban el solsticio de invierno (Yule) y una de las razones por las que lo celebraban era simplemente que no tenían otra cosa que hacer. El invierno era duro, frío, inhóspito y la actividad se reducía a mantener vivo el ganado, sacar algún nabo de debajo de la nieve y sobrevivir los meses más duros del año con lo cosechado en verano y en otoño. El invierno era un impás tenso, en el que se tenían que entretener de alguna forma. De modo que mientras se abrigaban entorno al fuego, contaban historias, cantaban. Y como tenían tiempo libre engalanaban sus viviendas, bebían, el que podía mataba algún cerdo y como no había frigoríficos se daban el gran atracón con lo que no se podía ni salar, ni ahumar. En esa época de pocas horas útiles de luz hacían alguna comida más fuerte y podían dedicar tiempo extra a los niños tallándoles cualquier fruslería de madera para alimentar la ilusión de los infantes antes de que pasen a la dura vida adulta. Luego ya llegaron los avispados obispos cristianos, que se dedicaron a cambiar de nombre las festividades preexistentes y meter poco a poco sus rituales, pero sin conseguir eliminar la esencia pagana de los mismos.
Y esa forma de vivir se mantuvo en la sociedad rural desde que decidimos dejar de ser cazadores nómadas, hasta hace no mucho tiempo.
En realidad el invierno era la parte final del año y permanecía casi aletargados hasta que comenzaba la primavera y con el buen tiempo se podía empezar a sembrar y labrar el campo. De hecho las estaciones se siguen nombrando Primavera, Verano, Otoño e Invierno.
De hecho hace 2200 años los romanos comenzaban el año en los idus de Marzo (el 15). Y el año comenzaba en esas fechas porque antes no tenía sentido hacer nada. Los campesinos estaban escondidos y las legiones guardadas en los hiberna, no por carpricho si no por mera subsistencia. Por si fuera poco los organizados romanos nombraban los cónsules en los idus de Marzo y el elegido tenía que cumplir su misión en un año, que era lo que duraba su nombramiento.
Así que en tiempos de Viriato, el cónsul recién nombrado, todo contento agarraba sus legiones y partía de Roma hacia Hispania, para intentar doblegar por la fuerza al maremagnum de tribus que poblaban la península ibérica. Que eran muchas, muy diferentes, pero con un denominador común que todavía conservamos: una gran capacidad para tocar las narices. Así que durante el siglo II de antes de la era actual, Viriato consiguió detener el avance de Roma por la península.
Viriato fue el más famoso, pero en realidad después de que le liquidaran hubo muchos caudillos más que dieron para el pelo a los romanos. Hasta el punto que lo que antes era un cargo muy goloso (cónsul) entre los patricios romanos, pasó a ser un marrón del tamaño del Coliseo de Roma.
Hasta que para intentar tumbar Numancia eligieron al Schwarzenegger de la época: Publio Cornelio Escipión Emiliano alias el Africano Menor, que había rematado la guerra con Cartago a base de sitiarla, como luego hizo con Numancia. Pero para que pudiera ser cónsul tuvieron que hacer algún cambio en las leyes (trampas), para que Escipión pudiera volver a ser cónsul, que su mandato no fuera de un año y garantizarle el éxito a la hora de aplastar la resistencia de los hispanos en Numancia...y ya de paso como querían empezar a repartir tortas por Hispania en primavera, tuvieron que nombrarle en Enero...pero como el nombramiento tenía que ser a principio de año lo más práctico que se les ocurrió fue cambiar el inicio del año del 15 Marzo al 1 de Enero.
Así que la causa de que te corras una juerga monumental pasando más frío que los juanetes del Yeti, la tienen unos señores muy recios que hace 2200 años no les salía de las narices dejarse doblegar por la potencia hegemónica del momento.