Publicado el 17 diciembre 2013 por Melodie88
@LaraCroftSpain
Siempre ha sido una mujer optimista, una madre luchadora y una esposa inconformista, jamás ha perdido la sonrisa y siempre tiene unas palabras de ánimo para todo aquél que las necesite. Es una persona radiante, inteligente y muy especial. Lleva una vida muy humilde, dedicada a su familia y a su trabajo como cajera en un supermercado. Sin embargo, no siempre había sido así. En su juventud había gozado de privilegios; llegó a montar un imperio de la nada, se rodeó de altos cargos y regalaba billetes de quinientos euros como si se tratase de calderilla. Disfrutó al máximo de su dinero; coches de lujos, palacetes, viajes, fiestas, todo lo que un millonario puede permitirse y más. Creyendo que su fortuna seguiría creciendo gracias a la multitud de empresas que formó, olvidó lo más importante; ahorrar para las vacas flacas. Pronto su liquidez se vería sumergida en estafas, demandas e hipotecas. Se quedó sin nada, pero su sonrisa permanecía intacta en su mirada. Prometió a su persona resurgir de las cenizas y construir un nuevo imperio, pero aquella vez la vida no se lo pondría fácil. Durante años luchó a destajo por alcanzar lo que un día fue, pero todo eran malas noticias y estaba dejando pasar sus mejores años. Contra todo pronóstico optó por un plan B; formó una familia. Se casó con un humilde carpintero, tuvo dos hijos preciosos y acabó trabajando en un supermercado. No era lo que esperaba, pero era feliz con su nueva y diferente situación. Hasta el día de hoy, y con el optimismo aún arraigado a su ser, no había perdido la esperanza de regresar a sus raíces y así poder bendecir a su familia con una vida mejor. Seguía trabajando en la más absoluta intimidad, su propósito era recuperar su antiguo poder adquisitivo a través de juicios y demandas a proveedores y trabajadores, los cuáles en su día se aprovecharon de su buena voluntad. Había puesto toda su ilusión en el 2013, estaba confiada y daba por hecho que alcanzaría sus objetivos, pero nada más lejos de la realidad. Las sentencias fueron negativas. Pronto llegarían las demandas contra ella exigiéndole los gastos de abogados y procuradores. Su marido se quedó parado, y a ella le había reducido la jornada con su respectivo sueldo. Jamás imaginó que llegaría al extremo de pedir ayuda a sus padres y amigos. Un día lo tuvo todo, y hoy no tiene nada. Únicamente le queda el amor de su familia y los agradecidos euros que recibe al mes. A pesar de las dificultades por las que ha tenido que atravesar durante sus últimos años, continúa manteniendo un pensamiento positivo y sigue confiando en su capacidad de superación. Está decidida en crear otro imperio para que su familia pueda conocer lo que un día fue y estén orgullosos de su persona, porque el último ciclo ha sido para olvidar, pero el año que viene...