El año que vivimos pobremente. Texto: Antonio Soler. Diario Sur.02.01.2011.
Aseguran que ya hemos pasado por lo más estrecho del campo de minas, por ese tramo donde las espoletas estaban más juntas a pesar de que la sensación es que el laberinto sigue siendo estrecho y el peligro abundante. El fondo de las arenas movedizas siempre es incierto y a nadie le sorprende demasiado que exista esta sensación. Los destrozos se siguen viendo por todas partes, a nuestro alrededor continúan cayendo parados, cascotes de empresas dinamitadas, los escombros del estado del bienestar que creíamos conquistado para la eternidad, este derrumbe. Dicen que el capitalismo es un castillo de naipes. Un castillo de naipes y un ventilador que lo echa por tierra para que la construcción vuelva a comenzar. Un bucle. La baraja no da para más. Ahora, además, los dueños del ventilador no conocen fronteras ni regímenes ni jefes. Han sometido a la política y a los gobiernos y está por ver si nos devuelven aquel reino que creíamos conquistado. Somos los peones del juego y seremos los vasallos si no encontramos y asimilamos y digerimos la moraleja de este capítulo.
Seremos irremisible y definitivamente pobres si aceptamos todo lo que ha ocurrido en los últimos tiempos como un mero pasaje económico, una cuestión relativa a bancos, bolsa, préstamos basura y tiburones financieros. Hemos asistido a un naufragio, sabemos que no somos ni inmunes a las mareas ni invencibles ni intocables y que todos esos abalorios que llevábamos con nosotros como elementos de primera necesidad no son más que el oropel con que nos habían disfrazado la realidad. Tendríamos que haber aprendido a distinguir lo superfluo de lo esencial. La vieja prédica de Machado, distinguir valor y precio. Si no lo hacemos, estos años, sí, habremos vivido pobremente pero los próximos serán todavía peores, aunque el Ibex vuelva al cielo y los marcadores internacionales digan otra vez que somos los hijos de un nuevo milagro, los habitantes de un renovado castillo de naipes usados”.
En Algún Día: Antonio Soler.