El sociólogo Zygmunt Bauman (quien hizo popularmente famoso el rótulo de “modernidad líquida” en referencia a la posmodernidad actual), del cual se conoce mundialmente su anterior libro Vigilancia líquida, en el que evidenció una preocupación por la vigilancia ejercida inclusive con el consentimiento de los vigilados, léase cámaras de video, tarjetas de crédito, filtrado de datos en computadoras de hogar, aeropuertos, etc; es editado nuevamente en Argentina de la mano de Paidós en su colección Estado y Sociedad. En este último libro ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?, el catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Varsovia responde a la pregunta que dá título al libro, refutando la premisa del libre mercado, la conocida “teoría del goteo”, la cual asegura que la persecución del beneficio individual también proporciona el mejor mecanismo para la persecución del bien común. Lo hace mostrando las conocidas ideas falsas que el pensamiento económico y social general nos instaló: el crecimiento económico es la única manera de hacer frente y superar todos los desafíos y los problemas; el crecimiento continuo del consumo es la más eficaz manera de satisfacer la búsqueda de la felicidad; la desigualdad es natural y nos beneficia a todos o la competitividad, con sus dos caras, el reconocimiento del que se lo merece y la exclusión/degradación del que no se lo merece, constituye de manera simultánea una condición necesaria y suficiente de la justicia social. Como experiencia de lectura, ¿La riqueza… es un libro demasiado breve para la cantidad de citas y estadísticas que contiene con un apuro por sintetizar lo complejo. En una de las argumentaciones utiliza la equivocada premisa de Descartes, la cual asegura que por el acto de pensar y de dudar los humanos somos diferentes del resto de la creación, que no piensa. Partiendo de allí Bauman llega a definir el rol del sujeto como el que concede a sus objetos el estatus de cosas no pasivas, moldeadas para sus intereses para concluir que “esa atribución del estatus de cosas se lleva a cabo a través de la negación del derecho y la capacidad de decidir del objeto (de expresar preferencias y exigir su reconocimiento; o despojándolas de ese derecho y su capacidad)” a piaccere, cabe agregar. A mitad de camino entre un libro de divulgación científica al estilo “for dummies” y un ensayo nuevo y original sobre el asunto, es valorable que no haya caído en el lugar común que proclama que la humanidad nunca ha estado peor que hoy, u otros pensamientos new age. Un buen libro para quienes jamás oyeron hablar del “goteo económico” y necesiten una rápida introducción y refutación. De más está decir que no necesitamos de este libro para saber que la riqueza acumulada por las clases más ricas no se ha “filtrado” en absoluto hacia abajo ni nos ha hecho más ricos al resto, ni nos ha hecho sentir más seguros ni felices. Sin embargo, debemos preguntarnos por qué, (y aquí sí hay una pregunta profunda que el libro apenas esboza pero no responde) a pesar de su evidente efecto en nuestro empobrecimiento e infelicidad, seguimos tolerando la desigualdad.