Imaginaros lo que ocurre cuando dicho mensaje pasa por varias bocas, varios oídos y varias mentes. Bueno, no tenéis que imaginar mucho, porque es lo que ocurre con frecuencia: que el arco de distorsión es enorme. Porque se amplía un poco más con cada filtro que pasa. Porque, aunque sea de forma inconsciente, es difícil reflejar un mensaje de modo absolutamente fiel. Y esa es una de las mayores responsabilidades de las personas que nos dedicamos a la comunicación, entendida en sentido amplio y muy especialmente de los periodistas.Como todas las profesiones, lo que en un principio puede ser un trabajo apasionante, tiene muchas posibilidades para terminar convirtiéndose en algo rutinario. Y creo que eso hace que algunas veces, los periodistas, no seamos del todo conscientes de nuestra responsabilidad. No pensemos que un mensaje que emitimos, una información trasmitida, puede llegar a miles de personas. Y que, en función de la forma en la que reciban el mismo, pueden crearse opiniones. Es decir, creo que lo somos en teoría, pero puede que no pensemos en ello con la frecuencia necesaria. La cosa se complica aún más con los avances tecnológicos, las redes sociales, las dos punto cero. Ahora cualquier persona tiene la posibilidad de trasmitir mensajes que, de forma viral, pueden llegar a miles de personas. Y no sé si son conscientes de la responsabilidad que eso supone. No sé cual es la forma de fomentar ese sentido de la responsabilidad. Pero alguna tiene que haber. Y deberíamos encontrarla.
El arco de distorsión
Publicado el 26 enero 2012 por BeatrizbeneitezImaginaros lo que ocurre cuando dicho mensaje pasa por varias bocas, varios oídos y varias mentes. Bueno, no tenéis que imaginar mucho, porque es lo que ocurre con frecuencia: que el arco de distorsión es enorme. Porque se amplía un poco más con cada filtro que pasa. Porque, aunque sea de forma inconsciente, es difícil reflejar un mensaje de modo absolutamente fiel. Y esa es una de las mayores responsabilidades de las personas que nos dedicamos a la comunicación, entendida en sentido amplio y muy especialmente de los periodistas.Como todas las profesiones, lo que en un principio puede ser un trabajo apasionante, tiene muchas posibilidades para terminar convirtiéndose en algo rutinario. Y creo que eso hace que algunas veces, los periodistas, no seamos del todo conscientes de nuestra responsabilidad. No pensemos que un mensaje que emitimos, una información trasmitida, puede llegar a miles de personas. Y que, en función de la forma en la que reciban el mismo, pueden crearse opiniones. Es decir, creo que lo somos en teoría, pero puede que no pensemos en ello con la frecuencia necesaria. La cosa se complica aún más con los avances tecnológicos, las redes sociales, las dos punto cero. Ahora cualquier persona tiene la posibilidad de trasmitir mensajes que, de forma viral, pueden llegar a miles de personas. Y no sé si son conscientes de la responsabilidad que eso supone. No sé cual es la forma de fomentar ese sentido de la responsabilidad. Pero alguna tiene que haber. Y deberíamos encontrarla.