Comparas con tus propios conceptos, con tu ideología, con tu sistema. Así que, constantemente, mientras me escuchas, sopesas si confirmo tus ideas o no, si estoy de acuerdo contigo o no, si lo aceptas o no, si te convenzo o no. ¿Cómo es posible que se de el escuchar de este modo? Estás demasiado lleno de ti mismo, por eso es milagroso que dentro de esta constante agitación seas capaz de escuchar algo.
E incluso entonces, sea lo que sea que oyeres no será lo que he dicho. No puede serlo, porque cuando la mente está llena de sus propias ideas, colorea todo lo que le llega. Oye, no lo que se le está diciendo sino lo que quiere oír. Escoge, descarta, interpreta, y sólo entonces algo penetra, pero tiene ya una forma distinta. Esto es lo que quiero decir con el escuchar desde el intelecto.
Si quieres profundizar en lo que se dice, esta agitación interior ha de cesar. ¡Debe cesar! ¡No debe continuar! De otro modo, tú lo interpretas a tu estilo y estás destruyendo a cada momento la posibilidad de que algo te pueda suceder. Tú puedes perdértelo, y todo el mundo se lo está perdiendo.
Vivimos encerrados en nuestras mentes y llevamos este encapsulamiento dondequiera que vayamos. Veamos lo que veamos, oigamos lo que oigamos, suceda lo que suceda, nunca es transmitido a la consciencia interior directamente. La mente permanece como barrera entremedio, siempre confundiendo."
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