Se conoce como fama o celebridad a la notoriedad debida a la excelencia de una persona en su arte, profesión etc, pero más allá de la mera definición, la personificación de este atributo en lo que popularmente conocemos como celebrities nos da a entender hasta qué punto resultaron, estos personajes públicos, importantes a la hora de definir la cultura Americana de posguerra. Del mismo modo que, a través de tiras cómicas, los superhéroes adoptaron un rol de representación de los valores americanos del triunfo del "bien" sobre el "mal" e iniciaron la creación de una mitología propiamente americana que funcionó como alternativa a los mitos de la cultura clásica europea, el cine y la televisión hicieron sus propias aportaciones a este Olimpo completamente mediatizado.
El papel de los mass media en la creación de estos personajes fundamentalmente públicos consistió en proyectar una imagen única y perfectamente identificable de una superstar. Dicho proceso de mitifiación es comlpejo, ya que requiere la magnificación de las cualidades individuales - habilidades, apariencia, personalidad - pero, por encima de todo, la combinación de éstas con una serie de rasgos arquetípicos e impuestos que serán los que finalmente popularizaran la imagen de la celebrity.
"Recientemente, una empresa se mostró interesada en comprar mi "aura". No querían mis productos, insistían: "Queremos comprar tu aura". Nunca pude saber a qué se referían, pero estaban dispuestos a pagar mucho dinero y pensé que si alguien estaba dispuesto a pagar tanto por mi ésto, debería procurar saber de qué se trataba. Creo que el "aura" es algo que únicamente pueden percibir los demás que, a su vez, solo ven lo que quieren ver. Todo está en los ojos de los demás" (Andy Warhol, 1975).
Si bien el estatus de estrella ya se había popularizado con los actores promocionados por la factoría Hollywood, durante la posguerra éste alcanza una nueva magnitud gracias a la televisión - durante la década de los 50 es precisamente ésta, más que el cine y los medios escritos, quien configura el panorama estelar americano - y se amplía a cantantes y músicos, artistas y escritores, deportistas, hombres de negocios y políticos. Este papel fundamental de la televisión a la hora de crear, promocionar y también desacreditar ciertas celebrities aumenta la importancia del aspecto físico en la máquina de fabricar estrellas y bien pronto se crearán los perfiles de la "nueva belleza americana", representados por rostros como Elvis Presley, Marilyn Monroe o James Dean. Así pues, el nuevo estatus de celebrity americano no corresponde tanto a la clase o la riqueza - ni tan siquiera a las habilidades del propio personaje - sino que más bien está vinculado a la capacidad de adquirir cobertura mediática.
El arte de posguerra adoptó inmediatamente estas caras como imágenes protagonistas de collages y serigrafías. Pero no se limitó a esto sino que, copiando las técnicas visuales de los medios de comunicación, contribuyó a la creación de nuevas celebridades, o almenos a ver de tal forma a ciertos personajes que hasta el momento podrían haber resultado anónimos.
[Imágenes: Ray Johnson, James Dean, 1957 · Andy Warhol, Twenty-five colored Marilyns, 1962 · Roy Lichtenstein, George Washington, 1962]